Podemos: matar al padre, matar al PSOE

José Borrell lo explicó en plena crisis socialista con claridad: “Nuestros hijos están en Podemos”, para intentar razonar el por qué un acuerdo con el partido morado era no solo conveniente sino inevitable para los socialdemócratas españoles. El problema es que para otros dirigentes socialistas -no hay más oír a Alfonso Guerra, a Rodríguez Ibarra o a José Luis Corcuera-, esos hijos lo que quieren es matar -políticamente, claro está- a sus padres. El ejemplo del senador de Podemos, Ramón Espinar, cuyo padre, del mismo nombre, fue uno de los máximos líderes del PSOE madrileño -implicado, por ejemplo, en las tarjetas black- es sintomático de lo que ocurre en muchas familias socialistas, donde incluso en las elecciones del 20 de diciembre de 2015, muchos “padres” y “abuelos” socialistas fueron a las urnas a votar a Podemos. El “caso Espinar” no es el único.

Ya escribí, tras el nacimiento de Podemos, que se trataba de una ruptura generacional de la socialdemocracia española y que lo mejor que hubiera podido hacer el PSOE era haber fichado a Iglesias, Errejón o Rita Maestre, en vez de tratar de rejuvenecer sus dirigencia con unos jóvenes que no han salido todavía del hogar paterno, como son la propia Susana Díaz o Pedro Sánchez a los que los “viecos” Felipe González y compañía ordenan y mandan como quieren. Y si no obedecen los castigan, como le ha ocurrió ahora al ex secretario general elegido en Primarias. ¿Para qué valen unas Primarias si luego te obligan a dimitir o te quitan? Lo mismo que hizo, curiosamente, también Pedro Sánchez con Tomás Gómez, que había sido elegido en Primarias en la Federación madrileña.