El terrorismo suicida solo tiene una opción: prevención con recursos. Durante los últimos meses nos hemos enfrentado a unos terroristas mercenarios fanatizados que habían sido captados con un lavado de cerebro que incluía su suicidio.
Es cierto que en los últimos atentados, Berlín o Estambul o en el aeropuerto de Bruselas, sus autores han preferido dejar el ‘paraíso’ y las 'uríes'para mejor ocasión y han huido después de segar la vida de manera indiscriminada de varias decenas de personas. Todos nos preguntamos cómo se puede evitar que, un terrorista con un fusil de asalto AK-47 Kalashnikov irrumpa en una sala de fiestas, elimine al guardia de la puerta y vacíe varios cargadores sembrando toda la muerte y destrucción posibles. La única respuesta posible es trabajar para prevenirlo, para detectarlo antes y para evitar que cometa la masacre. La experiencia nos enseña que el único camino eficaz para poder llegar a esta prevención es dotando de todos los recursos necesarios a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de cada país y el intercambio fluido y rápido de la información entre todos los servicios de inteligencia.
En el caso del Daesh hay que diferenciar entre la lucha sobre el terreno que controlan en Siria e Irak, que exige una planificación militar adecuada, y entre la lucha antiterrorista que requiere los recursos humanos, tecnológicos, legales, judiciales y económicos suficientes para las policías encargadas. No se pueden escatimar recursos porque después vienen las lamentaciones. España tiene experiencia en la lucha contra el terrorismo después de una trágica etapa de sufrir los ataques de la banda terrorista ETA y por el zarpazo islamista del 11-M contra los trenes en Madrid con casi 200 muertos. Una barbarie de este calibre enseña a la fuerza que es imprescindible la información para poder aplicar medidas preventivas. Para ello ha sido vital el cambio en la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite la detención de sospechosos de estar ‘ideando’ un atentado por su evidente radicalización. La detención en Madrid de dos terroristas con cargadores de Kalashnikov fue providencial para abortar cualquier ataque como el que todos lamentamos en Estambul.
Los responsables antiterroristas necesitan el personal correspondiente para estar al tanto de los movimientos radicales en grupos de riesgo, traductores para las grabaciones de teléfonos interceptados o informáticos para explorar la llamada intenet profunda que utilizan los terroristas. Toda esa información debe ser debidamente procesada, convertida en inteligencia y compartida para controlar y neutralizar a los posibles terroristas. Son muchas horas extras de duro y sacrificado trabajo que hay que retribuir con generosidad, como corresponde. No caben recortes aqui por la cuenta que nos trae a todos.