En estas fechas hay gente que se esmera en ser amable porque más vale cruzar la frontera del fin de año y comienzo del siguiente con buena cara y mejores sensaciones que con el carácter agriado, pero hay algunos tipos que, por más violencia que se hagan son incapaces de esbozar una sonrisa y dar una respuesta que no sea un improperio.
En Andalucía se dice que los antipáticos tienen muy mala follá, que en esencia significa que son así de malajes porque experimentan la misma sensación que el sujeto que, sin proponérselo, es víctima de un coitus interruptus.
Los psicólogos que tienen una respuesta para todo dirían que los antipáticos son unos personajes inseguros que están permanentemente a la defensiva y que su única respuesta posible es darle una patada al diccionario por la página de los desatinos.
Esa es la razón que explica su casi nula empatía con la gente normal que se pasea por la vida sin ver a todas horas y por cualquier esquina a alguien decidido a hacernos la puñeta, y es que en el fondo los antipáticos vitales son como los pesimistas de libro, convencidos de que cada día hay gente que se levanta por las mañanas con el único fin de fastidiarles la tarde.
Tienen la desgracia de vivir en sociedad porque su verdadera vocación es la de ser anacoretas, en su acepción más pagana, que eran esas personas que se aislaban del mundo, se dejaban crecer los pelos y las barbas, no se aseaban, comían raíces y además, como Segismundo, se lamentaban de la perra existencia que les habían tocado vivir.
Pero en estos tiempos de Ipad e Internet, los antipáticos ya no se alejan de la sociedad ni huyen a remotos emplazamientos, sino que rumian en público sus indigestas ideas persecutorias, y cuando las expulsan no producen un discurso elaborado en frases de no más de cuatro palabras, porque les basta con gruñir para mostrar su incomodidad con el mundo que les rodea y no les comprende.
Estoy convencido de que cada uno de los que están leyendo estas líneas se han hecho ya en su mente una foto robot de un personaje que encaja en esta descripción.
Yo también la tengo y estoy pensando en un profesional que desarrolla una actividad pública y que entrena a un gran equipo de primera división de la liga de fútbol.