Susana Diaz espera a que se convoquen las primarias del PSOE para presentar su candidatura. No tiene más remedio y confía en que la división que se ha producido entre los críticos de su partido con la pugna entre Patxi López y Pedro Sánchez le permita ganar con comodidad la batalla. La presidenta de la Junta de Andalucía quiere esperar hasta el final y junto a la actual gestora ver como se está reaccionando en las distintas Federaciones socialistas al paso ya dado por sus dos oponentes.
La paz que desde la Gestora que preside Javier Fernández se pretendía conseguir para unir al PSOE y presentarse como un partido capaz de competir tanto con el PP como con los dos "nuevos" llegados al Congreso de los diputados con fuerza, no se ha conseguido.SI el ex lendakari presentó su alternativa como una solución de compromiso entre los antiguos fieles a Sánchez y los mayoritarios apoyos a Díaz, la proclamación del ex secretario general en el territorio de la líder andaluza representa toda una declaración de guerra en el seno del partido, sobre todo cuando algunos dirigentes como los madrileños se han pasado de Sánchez a López y siempre en contra de Susana.
La favorita para convertirse en la futura secretaria general del PSOE tiene en su contra no ser diputada y no estar en el Congreso por lo que las labores de oposición dentro de la Cámara debería delegarlas en otro miembro de su partido, bien el actual, Antonio Hernando, u otro que salga del futuro Congreso a celebrar en el mes de junio. También el estar en Sevillla y presidir el gobierno regional. No hay nada que la impida compaginar los dos cargos, pero ese es un punto débil ya que le exigirán desde dentro y fuera del PSOE una dedicación completa, bien sea a gobernar una comunidad tan importante como la Andaluza y en la que el socialismo no está en sus mejores momentos, o a encabezar la oposición al Partido Popular y al Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Cambiar el poder real en Andalucía por un despacho de oposición en la sede de Ferraz es lo que hast el momento le ha influido en su toma de decisiones. Si decidiera, por prudencia, por miedo o por confiar en un futuro más largo conn el PSOE perdiendo elección tras elección, dejar que sea otro el nuevo secretario general sus posibilidades de liderar el socialismo español serían mínimas. El tiempo, ese tiempo, juega en su contra: o se arriesga o se queda en Andalucía para pelear cada 4 años por conservar el gobierno.