Las dos mujeres gobiernan en minoria, con el apoyo de Ciudadanos, Cifuentes; y con el apoyo de Podemos, Hernández. Con otra diferencia, la dirigente popular ganó las elecciones sin mayoría absoluta, pero las ganó; la dirigente socialista vió como el candidato del PP y alcalde en la pasada Legislatura, Juan Soler, ganaba pero sin la mayoría necesaria para impedir que la unión de la izquierda le diera la alcaldía de Getafe a la "protegida" de Sánchez.
Mientras que la gestión de Cristina Cifuentes le ha permitido consolidarse como una references dentro de su partido, con iniciativas de mayor participación ciudadana hacia dentro y fuera de las organiazaciones políticos; la labor de la alcaldesa tanto a nivel municipal como dentro de las filas del PSM se está encontrando con críticas y oposición de los que en principio la apoyaban. Lo que si tienen una y otra, de forma diferente pero eficaz es un gran instinto político y unas demostradas dotes para la supervivencia política. Son muchos años los que llevan en puestos de responsabilidad y han sabido sortear todos los obstáculos con los que se han encontrando. Y no han sido pocos.
Lo lógico en ambos casos es que las dos se mantengan en sus puestos públicos hasta 2019. De cara a las futuros elecciones la situación será muy otra. Cifuentes podrá repetir como candidato del PP salvo que ella no lo desee o se le encargue otro cometido por parte de Mariano Rajoy. Hernández puede seguir de alcaldesa pues su salida conllevaría una ruptura de los pactos de la izquierda y la busqueda consensuada de un nuevo titular, pero es muy dificil que si pierde el cargo de líder del PSM en la Comunidad madrileña su partido la vuelva a presenter encabezando la lista de la localidad.
Cifuentes es un valor seguro en el centro derecha español, pues así se la ve no sólo en Madrid, tambien en el resto de España. Incluso podrá competir con otros dirigentes del PP por puestos de mayor responsabilidad. Es la ventaja que da todo lo que ocurre en la capital del Reino, que se proyectos con una gran fuerza en el resto del Estado.
Hernández tiene en su juventud, en su experiencia y en su capacidad de adaptación a los cambios, sus mejores bazas. En su contra pesa su apoyo incondicional a Pedro Sánchez y el alejamiento que está teniendo de una gran parte de los dirigentes y militantes madrileños. Las elecciones autonómicas y municipales de 2015 y las crisis internas de sus dos partidos las unieron siquiera de forma testimonial. Algo que no parece que pueda mantenerse en el futuro.