El Boletín de los Científicos Atómicos ha colocado el reloj 30 segundos más cerca de las 12, a raiza de la escalada de tensión relacionda con la toma de poder de Trump y el ascenso de los nacionalismos en el panorama político global
Ahora estamos a dos minutos y medio de la medianoche. Por primera vez en los 70 años del Reloj del Juicio Final, el Boletín de los Científicos Atómicos lo ha colocado 30 segundos más cerca de las 12.
Principalmente, esto se produce por las escaladas de tensión relacionadas con el ascenso de los nacionalismos en el panorama político global, que recuerda en algunos aspectos a la etapa previa a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se produce sobre todo por la toma de poder de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y sus políticas relativas a cuestiones consideradas de especial delicadeza, como armamento, inmigración y medio ambiente.
La decisión ha sido tomada por la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín de Científicos Atómicos. Además, se ha realizado consultando a la Junta de Patrocinadores de dicho Boletín, que incluye a científicos destacados, entre los que hay 15 titulares de Premios Nobel. A lo largo de 2016 el reloj no cambió, pero en 2015 se produjo un ascenso de dos minutos por la modernización de las armas nucleares y su poder destructivo, así como la posesión de estas en países de Oriente y Oriente Medio, además de los problemas medioambientales. Esta cifra era la más elevada desde la escalada de tensión producida durante el mandato de Reagan en los años 80, en plena Guerra Fría.
El Reloj del Apocalipsis, también llamado "del Juicio Final" es un reloj simbólico que se creó en 1947, durante las primeras etapas de la Guerra Fría. Se utiliza una analogía simbólica para dar a entender que la Humanidad se encuentra a pocos minutos de la medianoche, donde se produciría la destrucción total de la raza humana. A pesar de que en sus orígenes se tenía en cuenta por la amenaza de una guerra nuclear total, en la actualidad se tienen en cuenta factores medioambientales como posibles cambios climáticos o efectos contaminantes irreversibles.