En la fría noche de Qatar, con los pilotos protestando por las condiciones de la pista, Viñales salió regular, anduvo regular durante media carrera, y decidió que quería y podía ganar pese a la dura resistencia de la Ducati de Dovicioso.
Va a ser un campeonato de grands cambios. Márquez y Pedrosa terminaron cuarto y quinto. No podían con el ritmo de las Yamaha, ni con la Ducati del piloto italiano, con Lorenzo perdido en la duodécima posición. Y una sorpresa, si cabe a hablar de sorpresa cuando se menciona al incombustible Rossi, que terminó tercero cuando nadie se lo esperaba.
Mucha emoción en las dos ruedas que dominan los españoles, la que no existe en la Formula 1, con Fernando Alonso, MacLaren y Honda perdidos en la nada. La escudería británica no funciona porque el motor japonés no funciona, y con esos miembros el piloto español va camino de un nuevo desastre, quizás el definitivo en su carrera.
Volvamos a las motos, que es donde está la pasión. Basta con ver las últimas diez vueltas de Qatar, con Viñales y Dovicioso exprimiendo las características de sus monturas para comprobar que durante las 17 pruebas del Mundial que quedan tendremos que apretar los puños para no gritar.
Márquez llegará y esperemos que sea pronto, al igual que su compañero Pedrosa. Rossi ya ha demostrado que no se ha ido y que sus años son su gran mérito frente a las agresividad de los jóvenes. Lo mismo que le ocurre a Dovicioso, que mejora como el vino. A Jorge Lorenzo le pudieron los deseos de cambio y no termina de acoplarse a la Ducati, que es un tiro en las rectas. Tiene calidad y ganas para olvidarse de esta primera carrera y pensar que queda todo un mundo.