El año pasado, en Milán, en San Siro, los rojiblancos casi consiguen su primera gran copa de Europa. Perdieron en los penaltis por 5 a 3. Más dura fue su derrota tambien ante los blancos dos años antes, en Lisboa. Y en medio estuvieron la Juventus y el Barcelona, los dos que pelearon anoche en el Nou Camp para terminar a cero y sin que ninguno de los dos guardia estas tuviera que emplearse a fondo ante los delanteros rivales. Ni Messi, ni Neymar - que fue el más Incisivo pero igualmente desafortunado - ni Suarez causaron problemas de verdad al eterno Gigi Buffon. Lo intentó el brasileño más que nadie, pecando tanto de fantasia e el regate como de individualismo. Suarez pasó como una sombra, sin asociarse nunca con sus compañeros, y el esperado y deseado Messi se perdió entre la férrea y eficaz defensa de la Juventus.
El equipo italiano puede aspirant en su país a la triple corona: jugará la final de su Copa y manada con comodidad en la Liga. Si la suerte le acompaña y llega a la final europea tendrá motibo para apuntar este año en su calendario. Por el contrario ninguno de sus rivales está en mesa situación: el Madrid puede aspirar a un nuevo trofeo de Europa y a la Liga siempre que no tropic e el próximo domingo en el Bernabeu frente a los culés y sa que a delante su partido a-Lazaro con el Celta. Marcha primero pero no tiene asegurado el triunfo final. Y el Atlético, que podría encontarse con el premio Inesperado de la competición casera, lleva años soñando con conquistar el gran entorchado continental.
Sobre el papel y viendo a los cuatro equipos que han llegado a las semifinales el más flojo es el Mónaco pero MBappé y sus compañeros ya han demostrado que si se descuidan sus rivales pueden sorprender a los más poderosos. Y si hablamos de nuestros entrenadores, Luís Enrique ya ha dicho que se marcha y será difícil que pueda dejar a Unzue como sucesor, salvo que ganara Liga y Copa del Rey. Y aún así. Simeone es más que posible que considere cerrado su ciclo en el Atlético y busque otros aíres. Queda Zidane: puede coronarse victorioso y seguir o perder todo, algo que no le perdonarían en la casa blanca. Así es el futbol cuando se llega a la cima, igual que pasa en la vida empresarial y por supuesto en la política.
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