Patxi López no se anduvo por las ramas y en doce apretados folios desgranó los titulares más importantes de lo que, sin duda, llevará el lehendakari vasco a la Conferencia Política que el PSOE celebrará el próximo mes de septiembre para la concreción de su programa electoral.
López abordó todos los temas que preocupan a la ciudadanía: desde el cambio en la ley electoral -ofreció, incluso, una fórmula dual para el debate y pidió modificar la Constitución si era necesario- hasta una lucha abierta contra la 'especulación' de los mercados financieros y de las agencias de calificación; desde la recuperación de las esencias de la socialdemocracia para reforzar el estado de bienestar frente a las corrientes neoliberales hasta la propia regeneración de la vida política, pero desde una posición de izquierdas y con guiños al movimiento ciudadano del 11-M.
Nada se dejó en el tintero el lehendakari vasco en la clausura del curso "La España 2020: una perspectiva global", dirigido por el editor del grupo Diariocrítico, Fernando Jáuregui, y del que ha sido secretario Manuel Ángel Menéndez, corresponsal político de Diariocrítico.com. El acto de clausura fue presentado por el director de publicaciones de El Diario Montañés, Manuel Ángel Castañeda.
"Es la política, estúpido"
Precisamente, ése fue el título que López eligió para su conferencia de clausura: "Es la política, estúpido, que subtituló como “Una perspectiva para una nueva década”. Dentro de lo que se puede calificar como de 'giro a la izquierda', López hizo una primera defensa de la política, pero con condiciones: "Quiero reivindicar la función noble e imprescindible de la política para lograr un progreso sano, sin convulsiones violentas y que no deje víctimas en las cunetas", una frase, sin duda, con doble sentido.
Pero a partir de ahí, el lehendakari avisó en su 'manifiesto' que se necesitan cambios muy profundos y que la cuestión no es avanzar o no, sino a qué precio. Y, sobre todo, quién paga el precio del progreso y quién se beneficia de él: "Más más importante que avanzar es determinar cómo avanzamos. Y esta es la raya que nos separa a los socialdemócratas, de la derecha insolidaria y sin alma, y de las viejas izquierdas totalitarias". Era un anuncio de que no haría concesiones ni a unos ni a otros.
En ese sentido, López dijo entender el movimiento de los indignados del 15-M como "un grito de angustia, porque la política y el sistema no dan solución a nuestros problemas y aspiraciones", pero les dijo claramente a los indignados que "no tienen otra esperanza más que la política". Es decir, que no hay que renegar de la política, pero sí exigir y realizar "políticas diferentes".
Reivindicación de la socialdemocracia
Esas diferentes políticas que demanda una sociedad indignada pasa, para el lehendakari, por la readaptación y recuperación de la socialdemocracia, que ha estado supeditada al "dictado de la economía" y que parece que "ha dimitido de la política como motor de convivencia y de progreso colectivo". En esa aguda crítica, López reprochó que los socialdemócratas de hoy han cedido frente a "eso que llaman mercado para ocultar su rostro" y que no son más que "grupos de intereses que van saqueando países en Europa, como antes otras partes del mundo, sin importarles las consecuencias que generan".
Pero La lucha contra esos especuladores "que tienen nombres y apellidos" debe hacerse, según López, desde los cauces políticos y gobernando, desde la política, la economía, "no los embozados especuladores que, reclamando las leyes económicas, pretenden saquear a los ciudadanos". Así impediremos, según el lehendakari, que sigamos construyendo "una sociedad dual y, sobre todo, fragmentada".
La respuesta, para López, debe provenir de la izquierda, pero no sólo con la frase como "yo estoy con los más débiles, con los que menos tienen", sino con un "yo existo y hago política para que, precisamente, éstas personas, estos colectivos, dejen de vivir en la marginación y en la exclusión y alcancen los mismos niveles de calidad de vida y de oportunidades que los demás".
Es decir; es la petición de una regeneración política total, y de cambios totales en la forma de gobernar: "No vale, exclusivamente, con políticas de subvención o con ayudas de protección. Hay que hacer algo más. Mucho más". Y ese 'mucho más' pasa por una solución: "Volver a definir las políticas socialdemócratas en base a ideas; a partir de un modelo social que queremos preservar y mejorar como logro colectivo, y no en base a reivindicaciones sectoriales o estamentales que hacen cada vez más débil la política".
Contra los tiburones financieros y especuladores
En ese punto, Patxi López generalizó para el conjunto social lo que él prometió y está llevando a cabo en Euskadi: un nuevo contrato social que englobe desde el desarrollo del Estado autonómico hasta la lucha contra la especulación de los mercados financieros y de las agencias de calificación, que pueden arruinar países a gusto del especulador.
"¿Cómo esta agencia que tiene la sede a miles de kilómetros sabe que una pequeña entidad ha aumentado el riesgo de una semana a otra, y no supo ver las quiebras de bancos y compañías enormes que tenían a su lado? ¿Cómo podemos seguir asumiendo la tiranía de unos agentes económicos que no tienen ningún control ciudadano y que están sujetos, aunque digan lo contrario, a presiones de grupos de interés? ¿Quién les ha dado el derecho para sumir en la ruina a países enteros con un simple comunicado matutino?", se preguntó retóricamente López.
La respuesta fue contundente: "Ya es hora de decir basta y de plantear una agencia pública europea que lleve de forma rigurosa y transparente el control de riesgos de las entidades financieras… y dejar de estar en manos de ciertos especuladores".
Ése fue el punto álgido para una defensa de Europa "Más democracia y más Europa es la única solución", López; "más democracia para sujetar a la decisión ciudadana la orgía fuera de control de los poderes económicos" y "más Europa para tener unas instituciones fuertes que garanticen políticas públicas compartidas por todos".
Reformas constitucionales, ¿por qué no?
Como apuntábamos al inicio de la crónica, López, que seguidamente se sometió a una ronda de preguntas de los asistentes a la clausura, no tuve ningún temor de pedir cambios constitucionales para abordar las reformas precisas. Dijo que hay que buscar la forma para tener una estructura política más estable y solidaria y que "si hay que cambiar cosas, se cambian. Si hay que modificar el Senado, se modifica. Pero tenemos que terminar con esta guerra estéril de las comunidades, especialmente donde tienen presencia mayorías nacionalistas, contra el Estado común".
En ese mismo sentido pidió abordar la reforma de la ley electoral, como pide gran parte de la sociedad: "Hagamos un debate y si hay que modificar la Constitución, que se modifique". No aventuró el nuevo modelo electoral, pero sí apuntó a la posibilidad de un mixto: uno, de la representación territorial, con comunidades de una gran presencia nacionalista, pero también otro de ámbito nacional. Es decir, que en los territorios pudiera haber listas cerradas y en una candidatura nacional pudieran darse las listas abiertas.
López fue presentado por el director general de Publicaciones de El Diario Montañés, Manuel Ángel Castañeda, quién, como previamente hiciera Fernando Jáuregui, le presentó como "el futuro del PSOE, puede encabezar el partido tras las próximas elecciones generales. Estamos ante un político con un futuro esplendoroso". Dijo también de él que "ha demostrado capacidad de gobierno, de diálogo y que está en la cabeza del pelotón de los socialistas para encabezar esa etapa que el socialismo tiene que abordar".
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