En los últimos años vengo extrayendo de muchos de los titulares de prensa y televisión una conclusión clara: el país en el que vivo es un país valiente, generoso y habitado por gente joven, y no tan joven, con mucho talento. Quizás no seamos comparables desde el punto de vista económico a otras potencias europeas, pero podríamos presumir, estúpidamente, de poseer recursos humanos tan brillantes como poco valorados por nosotros mismos. Pero esta falta de confianza en nosotros, como potencia, no es nada nuevo. Así hemos sido siempre con casi todo lo nuestro.
Dos son las cualidades que nos llevan a poseer tal tesoro y no habernos dado cuenta de su poder. La gallardía y la desconfianza en nosotros mismos. La primera cualidad, puramente española, y muy bien ejemplificada en nuestro ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, se define por el diccionario de la RAE, en su segunda acepción, como el “valor y esfuerzo en el obrar”. Este valor y esfuerzo tiene su resultado, aunque no siempre sepamos verlo ni valorarlo. Nada nos detiene y la ejercemos a pesar de los obstáculos. El fenómeno llamado “fuga de cerebros” es bien conocido por todos. Somos un país preparado. Con un potencial humano infrautilizado y poco ventilado.
¿Qué es lo que no estamos haciendo bien? Quizás no escuchar a quiénes tienen algo interesante que decir y que nos podrían ayudar a ser mejores como país. El 15-M ha sido un toque de atención para aquellos que nos dedicamos al ejercicio de la política. Lo ha sido de forma absolutamente clara.
No todos los que quieren mostrar su talento tienen a los medios de comunicación a su alcance. Quizás sí los grandes deportistas como Pau Gasol o Rafa Nadal (una gran suerte, por otra parte, puesto que creo que son un ejemplo para todos). Pero, ¿qué pasa con aquellos que quieren mostrar al mundo sus capacidades y sus buenas ideas? ¿Estamos preparados para escucharlas? Creo que al menos hasta ahora, no.
Los canales tradicionales pensados para ello no son sencillos y nuestras mentes no aceptan a priori la discusión si no viene de una forma esperada.
El momento que vivimos en la actualidad debe ser aprovechado para reflexionar sobre nosotros mismos. En japonés dos son las palabras que componen la palabra crisis: 危= “peligro” y 機= "oportunidad”. A mi juicio, tras la inevitable percepción del peligro, la consideración de que se nos está ofreciendo la oportunidad de mejorar debe ser inmediata. Y no aprovecharla sería un gran error.
Gustémonos y presumamos, sí y sólo si tenemos motivos para ello y, al mismo tiempo, aprovechemos la oportunidad que se nos está brindando para ser mejores. Tenemos un gran equipo para hacerlo.
(*) Ignacio Uriarte Ayala (Madrid, 1980) ha sido presidente de Nuevas Generaciones del Partido Popular. Diplomado en Trabajo Social por la Universidad Pontificia de Comillas, es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular y ha sido diputado en la IX legislatura.
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