Tanto Esperanza Aguirre como Ana Botella y Cristina Cifuentes son mujeres con personalidad reconocida, distintas entre sí pero dispuestas a pelear, conquistar y mantener el poder. Es posible que Aguirre decida no presentarse a un tercer mandato, pero la nueva alcaldesa será casi con toda seguridad la rival a batir, ya sea por Jaime Lizavestky o cualquier otro candidato que elija el PSOE. En cuanto a Cristina Cifuentes, ha pasado de ser una eficaz “segunda” en puestos que se le han encomendado a posicionarse como posible sustituta de Aguirre, es verdad que junto a otras y otros aspirantes,. La ventaja de Cifuentes, si acierta en este tiempo tan convulso y difícil con la tarea de delegada del Gobierno, es que habrá sido una previa elección del aparato central del partido y con el visto bueno de la presidenta madrileña, un doble apoyo muy a tener en cuenta en el futuro inmediato. Mariano Rajoy ya ha demostrado con creces que se siente a gusto y que confía en las mujeres a la hora de mandar. Sus números dos en el gobierno y en el partido son Soraya Saenz de Santa maría y Dolores de Cospedal, dos dirigentes que pueden dentro de unos años luchar entre sí por la propia sucesión del líder. Convertidas las tres en auténticas jefas de Madrid, hoy por hoy sus destinos y funciones son complementarios, razón por la que no es previsible que tengan que enfrentarse. Lo más que puede pasar son pequeños roces entre sus equipos en temas muy puntuales, pero lejos de llevarlas a ellas mismas a la pelea. Y de cara a sus oponentes, entre las tres abarcan el arco completo del centro derecha español, con Cifuentes a la izquierda, Aguirre en el centro y Botella a la derecha. Lo cual, desde el punto de vista electoral, pone de manifiesto que Rajoy y la dirección del PP están apostando por mantener el poder en la Comunidad madrileña por mucho tiempo.