Cebrián en la red
ANSÓN Y LOS MILLONES
Llevo en el maletín el libro de memorias de Pepe Bono, ese “Les voy a contar”. Bono siempre ha sido un gran aficionado al chisme, a la anécdota, al cotilleo de peso, al cuento. A los políticos, cuando les llega el tramo final, lo que les queda es la oportunidad de escribir un tomo que les de unos cuartos, y con el que puedan tener unos días de gloria, con entrevistas, y todo eso. En el caso de Bono la diversión está asegurada. En uno de los capítulos de su libro habla de Ansón, Rafael, aquel director general de RTVE al que en los pasillos del ente apodaron “el pajarito”, por su tamaño diminuto. Rafael, “el pajarito”, sale mucho en el libro de Bono, como si este le tuviera ganas. Lo cierto es que hay un capítulo dedicado a él en exclusiva, en el que Bono cuenta cómo Ansón le pidió cincuenta millones de pesetas por conseguirle unas apariciones en la prensa con tono favorable. Ansón le advirtió que no le dijera nada a su hermano, Luis María, porque a este no le gustaba que le mezclaran en los negocios fraternales. Bono no llegó a cerrar el acuerdo con Ansón, y dice en la última línea del escrito que casi se sonroja de tener que contar estas cosas. Ansón es conocido en Madrid por su gran capacidad de dar sablazos a diestro y siniestro. En una ocasión cenaba yo con unos amigos en un conocido restaurante de Madrid y pasó Ansón con compañía. Y alguien dijo: “la pregunta aquí no es quién pagará la cena de esa mesa, sino a quién se la va a cobrar Rafael”.
EL AUTO DE PEDRAZ
Irrumpe el juez del flequillo con auto corrosivo, como el ácido sulfúrico. Lo que más ha dolido es la afirmación de que la clase política está en crisis, que el juez eleva a la categoría de verdad inamovible. Pedraz les ha dado a los partidos una pedrada, como si el magistrado de la Audiencia Nacional formara parte del motín que forma a finales de mes al lado del Congreso de los Diputados. La policía llevó a los detenidos a los juzgados de la Audiencia y a la delegada del gobierno, a Cristina Cifuentes le ha salido el tiro por la culata, y ha conseguido el efecto contrario al que se pretendía. Madrid está hecho uno zorros, un caos de ciudad con decenas de manifestaciones cada semana, un teatro para la protesta. Y los intentos de ponerle coto a todo esto están resultando un fiasco, un traje roto por el que a la autoridad se le ve la mano autoritaria. Pedraz, con su flequillo de champú de huevo se ha puesto del lado de los sublevados, de los que dice que solo han expresado opiniones subjetivas, sin duda porque las opiniones del juez tienen el carácter de objetivo. El primero en salir a lidiar ese toro ha sido Rafael Hernando, que es hombre que en la distancia corta es cordial y en la larga se pone brusco y desafiante. Hernando le ha llamado al juez pijo ácrata, que es otra opinión sujetiva, por mucho que se refiera al flequillo objetivo de su señoría.
PEÑAFIEL Y CIERRA ESPAÑA
Acudo a la presentación del libro de Pepe Bono, como si uno no tuviera cosas mejores que hacer. Y me encuentro con Peñafiel, y ya no hay libro, ni discurso de Bono, ni nada. Peñafiel es el perejil de todas las salsas, de tal forma que ningún acto comienza en Madrid si no ha llegado este hombre, que se distingue por su mirar revirado y su pañuelo en el bolsillo superior de la chaqueta. Está delgado, y me asegura que mantiene el tipo a base de comer una sola vez al día, como si fuera un anacoreta. La estética de este tiempo establece que es de mal gusto hacer ostentación de lo que uno come, de lo que uno gasta. Ahora se lleva la austeridad, también en el presupuesto nacional. Queda bien llevar un jersey gastado en los codos, y un pantalón viejo, y unos zapatos con los tacones comidos por el asfalto. Peñafiel me pregunta por Jaime del Burgo, como si yo le conociera de toda la vida. Luego vendrá Mariñas, con un despiste cósmico, a decirme que me han visto comiendo en el Santo Mauro con Urdangarín. Lo que les digo: no hay que comer, hay que tomar unas barritas de esas que venden en las gasolineras, celebrar ágapes clandestinos y no hacer ostentación. A Peñafiel le digo que así se escribe la prensa rosa, a base de que a uno le digan que a otro le han visto con tal y con cual. Nadie comprueba nada, no vaya a ser que la verdad sea mucho más aburrida que su mixtificación.
CEBRIÁN EN LA RED
Hay frases que condensan en unas pocas palabras la distancia entre la realidad y sus directivos. La de esta semana la firma Juan Luis Cebrián, que se ha asomado a la red por un instante para comentar el ERE de Prisa, ese que dejará en la calle a un par de cientos de trabajadores de una compañía endeudada. Decía Cebrián: “no podemos seguir viviendo tan bien”. Era un mensaje que buscaba la complicidad de los despedidos, y de quienes se quedarán en la casa con el sueldo recortado, rebajado, disminuido, “jibarizado”. Es una frase que si la hubiera pronunciado algún político con mando en plaza hubiera sido crucificado en las páginas del diario de Prisa, y en las ondas de su emisora. Dicha por un ejecutivo que tiene un sueldo que le acerca a los 14 millones de euros anuales, suena a coña, a cinismo, a burla. Como no podemos seguir viviendo tan bien, algunos se tienen que sacrificar, y vivir bastante peor, para que otros mantengamos nuestro nivel. Esa es la traducción que se ha hecho en las redes sociales, que ya saben ustedes, son quienes fijan el contenido de las palabras, las interpretan, modifican su sentido, y establecen el mensaje final. Lo importante, que diría un gurú, no es lo que se dice, sino lo que la gente entiende. Y en este caso, lo que se ha entendido es que la empresa tiene que soltar lastre de trabajadores para que otros sigan en su puesto, con los sueldos intactos. Eso es saber afrontar una crisis.
VASILE TIENE SENTIMIENTOS
Y nosotros pensábamos que vestía un corazón de piedra, un órgano alimentado tan solo de las audiencias, de los gritos, de las peleas en directo, de las braguetas. Lo dijo Lara hace unos días, cuando llamó a su competidora televisiva “una tele de bragueta”. Lara, con su Antena 3, quiere hacer una televisión familiar, una tele que deja el mando en poder de los niños o de los abuelos, aunque al final se haga siempre lo que diga el programador. Lara le ha metido a Vasile un rejonazo, un navajazo por los bajos, para ver si así remata a esa tele a la que todo le sale, todo le va bien, y consigue los primeros puestos de la audiencia, ahora a costa de la española, que está de nuevo en horas bajas. Y Vasile, me dicen mis roncos de Tele5, está dolido, deprimido, desconsolado por una competencia tan feroz, tan poco respetuosa con la ética de los directores de televisión. Vasile se la guarda a Lara, y no sabemos por qué vía le vendrá el golpe al editor. Por la promoción del libro desde luego no, porque en Tele5 no han visto un tomo en su vida y los personajes de esa tele presumen precisamente de lo contrario, de lo divertida que puede ser una vida sin leer una sola línea ni meter las narices en ningún libro. Esa podría ser otra diferencia mayúscula entre una tele y la otra: el grado de analfabetismo que se debe tener para asomarse a la antena de cada una. Juzguen ustedes mismos. De momento Vasile está dolido, tocado, con un costado que le sangra sin descanso. Lo de la bragueta ha sido muy grave, dice, definitivo.
EL PALCO DE ROSELL
En esta ruina que nos hemos trabajado con tanto ahínco, ahora hemos llegado al fútbol, y el partido del Nou Camp se ha convertido en una manifestación política, una fiesta anticipada de la independencia, como si un vestido de banderas pudiera resolver todos los problemas. Insisto en lo que he escrito alguna vez aquí: el problema de Cataluña es un problema de dinero, y de nada más. Lo grave es que lo quieran camuflar de un asunto de identidades, lenguas, y sangre, y que quieran contaminar con su reivindicación cualquier manifestación social, deportiva, cultural, o folclórica. Lo están consiguiendo. Las letras catalanas dejaron de ser una referencia en el universo del español el día en que se a la literatura se le puso el adjetivo de catalana y los escritores en español se quedaron fuera de las fiestas, a la intemperie. Ahora el deporte, que tantos réditos nos da en términos de imagen internacional se puede quedar en una liga de tres pesetas, con equipos regionales. Será una nacionalidad satisfecha en sus identidades, en sus banderas, en sus himnos, y en la exclusión del contrario, pero se mirará un ombligo necrosado. Es como aquellos revolucionarios que buscan el hombre nuevo y acaban por regresar al hombre de siempre, un poco más sucio, un poco más pobre, con menos cultura, y una vida sexual aburrida. El nacionalismo produce grandes satisfacciones cuando eres provincia, y una profunda decepción cuando te entregan el pasaporte nuevo.
AGUIRRE VUELVE A TURISMO
Son muchos los que después de la política recuperan su trabajo como funcionarios. Ahí tienen a Molina, aquel que fuera alcalde de Toledo, que regresó a las filas de la inspección de Hacienda, y se dedica a investigar en las cuentas de las grandes empresas. Otros han seguido el mismo camino, porque la función pública tiene la ventaja de que te guarda el puesto, que es lo único vitalicio que queda en esta España en la que todo lo demás es provisional, empezando por la monarquía, tan contestada en estas fechas. Aguirre se vuelve a Turismo, de donde salió un día para irse a la política, como concejal del ayuntamiento de Madrid. Ahora será asesora de la dirección general. Dicen que ha tenido muchas ofertas de empresas privadas. No lo sé. Pienso que recolocar a alguien que ha tenido tanto poder siempre ha sido un problema en España, porque aquí tenemos más jarrones que peanas. De momento el puesto le ayudará a llegar a fin de mesa, fecha que cumplía, según confesión propia, con dificultad