Si, se trataba de sillones. El acuerdo firmado entre el Partido Popular y Ciudadanos en Madrid en torno a 155 medidas es un gigantesco bosque ideado para perderse durante cuatro años, si es que ambos partidos consiguen que Vox se suicide políticamente y emprenda su viaje hacia la nada.
Lo importante son los árboles, enumerados del uno al trece y por orden de importancia. Allí donde había nueve Consejerías, que parecían suficientes para gobernar una Comunidad de una única provincia de seis millones y medio de habitantes, ahora quieren Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado que haya cuatro más. Hay que repartir sillones entre los fieles y con nueve no era posible. Estarán los segundos y terceros niveles con lo que el crecimiento del gasto institucional habrá que multiplicarlo, al menos, por tres. No importa, se inventan nombres, se desgajan funciones y ya tenemos a siete dirigentes del PP y seis de Ciudadanos sentados en las respectivas poltronas. Los Gobiernos tienen esa cualidad: se estiran y encogen a voluntad del que los forma.
Si la Asamblea legislativa ha ido aumentando sin parar hasta llegar a los 132 escaños de las últimas elecciones, ¿existe alguna razón que impida aumentar la Mesa del Consejo de Gobierno?. Ninguna, con Díaz Ayuso de presidenta y Aguado de vicepresidente. Se amplia la mesa del comedor político pero no se deja que se siente a la misma ni Rocio Monasterio, ni ninguno de sus compañeros de Vox. El “derecho de admisión” que exhiben sin ningún pudor Albert Rivera e Inés Arrimadas - y que les llevaron a torpedear la investidura en Murcia con las inoportunas declaraciones mañaneras de Villegas y Girauta- no les impide exigir a Santiago Abascal que se convierta en “maitre” o “chef” para servir el menú que PP y C´s han diseñado.
Si hacemos caso y aceptamos de forma democrática el número de votos y escaños que salieron de las urnas el pasado 26 de mayo, la derecha, en su conjunto, tiene todo el derecho para gobernar en la Comunidad. 1.624.856 votos de las tres fuerzas de derechas frente a 1.530.620 de las tres de la izquierda. Un 50,94% que gana a un 47,56 %. Que la primera fuerza fuera el PSOE y que el ganador fuera Angel Gabilondo carece de importancia a la hora de elegir al presidente/a. Cuentan los escaños.
Puestos a exigir y repartir, tal y como han hecho el Partido Popular y Ciudadanos con las posibles y ansiadas Consejerías, Vox tenía el derecho numérico y político de una quinta parte del pastel o, lo que es lo mismo, a dos o tres asientos en el Consejo de Gobierno. En lenguaje popular y para que se entienda: a Monasterio le están “birlando” sus derechos y sin la habilidad que se les supone a los “triléros”.