Lo demostró durante el debate de investidura de la nueva presidenta regional y lo volverá a hacer en todas y cada una de las oportunidades que se le presenten. Está en tierra de nadie como cabeza de una mezcolanza política en la que conviven ex dirigentes de varios grupos, que soñaba con vencer en las urnas de la Capital y de la Autonomía y gobernar en ambas instituciones.
Era o debía ser el primer paso para un nuevo “asalto a los cielos”, la conquista del gobierno de la Nación, lo que no había conseguido sobre la base de Podemos. Su gran aliada y al mismo tiempo protectora era la ex alcaldesa Manuela Carmena sin la que la “rebelión” contra la estructura personalista creada en Podemos por Iglesias y Montero habría sido imposible.
Ese objetivo, ya perdido para los próximos cuatro años pase lo que pase con el futuro de la presidencia autonómico, le plantea al ex compañero político y ex amigo personal de Pablo Iglesias dos preguntas claves cuyas respuestas parece no tener por el mmento: ¿ convertir Más Madrid en un proyecto nacional y trabajar en ello durante los próximos años para presentarse como candidato a La Moncloa cuando se convoquen nuevas elecciones generales?, o ¿ negociar por debajo de la mesa su futura integración en el PSOE al igual que ya lo hicieron en el pasado distintos dirigentes del antiguo PCE y de Izquierda Unida ?.
La formación política y académica de Errejón está muy por encima de la mayoría de los actuales dirigentes políticos españoles que tienen o aspiran a tener responsablidades de gobierno. Les puede igualar en ambición e incluso en tener la paciencia necesaria para conseguirlo, pero le falta el instrumento, la base para conseguirlo, la formación o el partido que sirva a sus propósitos. Hay saturación de siglas en esa izquierda que pretende representar y tantos dirigentes en busca de su propio futuro que el camino se presenta lleno de obstáculos casi insalvables.
En la elección de cualquiera de los dos caminos existe un factor determinante, el tiempo. Para convertir Más Madrid en un proyecto nacional - al igual que desde la derecha pasa con España Suma - necesita tiempo y contar con otros actores que ya están tanto o más consolidados en el escenario político y con rostros, cargos públicos y poder de gestión como pueden ser los alcaldes de Barcelona y Cádiz, y los sectores Anticapitalistas y anti Pablo Iglesias que se mueven dentro de Podemos, a los que hay que sumar los desperdigados restos de IU por toda la geografía política de nuestro país.
Para “trasvasarse” junto con otros ex dirigentes de Podemos al PSOE de Pedro Sánchez tendría que aceptar papeles secundarios a la espera de un ofrecimiento en un puesto destacado de la Administración, siempre, claro, está que el actual presidente en funciones lograra la investidura antes del 23 de septiembre. En caso de no alcanzar esos 176 votos mínimos para mantenerse en la Moncloa y tener que ir a nuevas elecciones el 10 de noviembre, las dudas del que fuera fundador de Podemos se incrementarían, al igual que su posible “utilización de submarino electoral” por parte de la cúpula socialista para dividir aún más el voto a la izquierda del PSOE y su repercusión en la aplicación de la Ley D´Hont.
Tiene su escaño en el Parlamento madrileño, que le otorga voz política, y una disminuida presencia mediática que es fácilmente recuperable si radicaliza sus mensajes contra la triple derecha del gobierno regional y, por elevación, hacia lo que sería esa misma triple entente de Partido Popular, Ciudadanos y Vox a nivel nacional.
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