El ministro de Transportes sufre del mismo síndrome que padecen casi todos los miembros del Gobierno de Sánchez: mejor no nacer nada y significarse poco. Las iniciativas salen de La Moncloa.
El ministro que no quiso ser de Fomento sino de Transportes y de Agenda Ciudadana -una mal resumen de lo que significa urbanismo y vivienda- no sabemos a qué se dedica y lo que si está claro es que no quiere saber nada de los problemas de la Renfe en Madrid, ni en Cercanías que se averían día si y otro también, provocando aglomeraciones de viajeros en plena pandemia, ni en la llamada Operación Chamartín donde envió a una subalterna para hablar del mayor proyecto que Adif (la otra cara de Renfe) va a hacer en España con la construcción de la nueva estación de Chamartín.
Ya en plenas medidas de confinamiento, José Luis Abalos no consiguió en ningún momento que los Cercanías madrileños cumplieran las normas de funcionamiento exigible para que no se produjeran aglomeraciones de viajeros en las horas puntas. Desde antes de que él fuera ministro, ya sus antecesores del PP, con Rajoy de jefe del ejecutivo, mentían descaradamente sobre el funcionamiento de los Cercanías madrileños que movían más de 900.000 pasajeros en día laborable antes de la pandemia y que poco a poco van recuperando su utilización especialmente por los sectores más modestos que tienen que ir a trabajar en tren.
Abalos ha seguido la misma tónica que sus antecesores ministeriales del PP, prometiendo planes y medidas para arreglar los graves problemas de infraestructura que van teniendo vías y trenes lo que hace inevitable averías continuas y otros incidentes que obligan a los ciudadanos a tener que entrar en vagones totalmente abarrotados en las horas clave. De nada vale que el ciudadano tome medidas de precaución si a la hora de la verdad tienen que ir como sardinas en lata.
El presidente de Renfe, Isaías Taboada, que se autodefine como historiador, hizo toda su carrera política a la sombra del hombre fuerte del PSC José Montilla, que le llevó a Madrid cuando fue nombrado ministro de Fomento (2004-2006), como director de gabinete, y se fue con él cuando Montilla sucedió a Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat (2006-2010), para ser rescatado tras perder las elecciones catalanas por el ministro socialista Miguel Sebastián como secretario de Estado de Transportes y tras un largo periodo en la reserva del PCSC volver a ser rescatado por Abalos para dirigir la Renfe.
La directora de Adif, la gallega Isabel Pardo, con toda una vida profesional en la empresa ferroviaria, tampoco asistió a la presentación de la Operación Chamartín (Madrid Distrito Norte, como le puso Manuela Carmena para ocultar parte de sus vergüenzas y las de los ex concejales de Podemos) lo que indica también una poca preocupación por el desarrollo ferroviario de la capital ya que la estación de Chamartín es uno de los cuellos de botella del tránsito ferroviario.
En definitiva a Abalos le está ocurriendo lo mismo que a los demás ministros del bipartito, que como casi todo se lleva desde la Moncloa y sólo existen Sánchez y su vicepresidente Iglesias, lo mejo es no moverse mucho no sea que no salgas en la foto.