En un mes, un club que apenas vale 135 millones de euros en el mercado global del futbol ha derrotado por dos veces a otro club que es el líder de ese mercado con una valoración de 4.240 millones de esos mismos euros. Unos días antes otro modesto club, éste español y de Vitoria, le derrotaba en el mismo escenario de la Ciudad Deportiva.
Presupuesto del Real Madrid para la temporada 2020-2021: 468,5 millones; presupuesto del Alavés: unos ajustados y rentables 42. ¿ Dónde está la clave de este desastre blanco que mira a un futuro en Europa muy negro y apenas un grado menor en la Liga española ?. La respuesta es fácil: el Madrid tiene jugadores muy caros y un equipo muy pobre. Tendrá el mejor estadio del mundo pero si sigue así tendrá que dejar que sean otros los que triunfen.
Está a un paso de no pasar de la primera fase de la Champion, la competición donde ya ha ganado por trece veces el título. Una vergüenza para sus socios y sus seguidores. Un punto negro y grande en su historial y una de las peores noticias que se pueden dar a su presidente. Florentino Pérez se empeñó en volver a contratar a Zinedine Zidane confiando en su buena suerte. Se acabaron los milagros y el suelo se abrió bajo los pies del todopoderoso empresario.
A Florentino no le gusta perder y menos de la forma en la que lo están haciendo su entrenador y sus futbolistas. Pase lo que pase desde este inicio de diciembre al final de las competiciones, no va a tener más remedio que cambiar por completo o casi a la plantilla, empezando por su entrenador. Es así de crudo y así de duro. Ni los que juegan más, ni los que juegan menos tienen la fuerza, la garra, la forma física y la mentalidad que exige estar en el club que está entre los dos o tres mejores del mundo por historia y por títulos.
No hace falta poner nombres. La lista sería larga y no sirven las excusas de las lesiones, con Hazard a la cabeza, hoy por hoy la peor de las inversiones que ha hecho el club. Talonario por delante y a comprar, por un lado, y subir desde los escalones del resto de las plantillas a los que estén dispuestos a pelear y a sudar eso que llaman camiseta blanca.
Florentino Pérez es un astuto presidente tanto cuando se habla de futbol como cuando se habla de las grandes empresas de la construcción. Sabe lo que tiene que hacer por mucho que le cueste reconocerlo. Su club no puede seguir así, no puede dar esa imagen de brazos caídos y rostros desencajados. No puede tener una plantilla de las más caras de Europa y que le saquen los colores otros equipos que tienen que luchar para mantenerse cada temporada en Primera División. El refranero español le ofrece una de sus joyas: “mejor rojo una vez, que ciento colorado”.