Hace dos años la ruptura entre Iñigo Errejón y Pablo Iglesias se confirmaba. El siempre número dos de Podemos se marchaba en busca de su propio liderazgo. Una segunda oportunidad a la que va a seguir una tercera.
Una unión que había nacido en las aulas de la Universidad Complutense, y que había conseguido 70 escaños en 2016, se rompía para siempre. Las ilusiones radicales siempre a la sombra de las mil interpretaciones del marxismo ya había chocado con la realidad. Y como siempre ha ocurrido en todos los proyectos políticos, ya sean de derechas o izquierdas, al final sólo puede quedar uno al frente.
La primera vez que Iñigo Errejón buscó una “tercera vía” dentro de la izquierda lo hizo junto a Pablo Iglesias y un grupo de amigos de la Universidad a la sombra alargada del 15M. Nació Podemos tras un paso financiero por la América española. Unos ponían las lecturas ideológicas, otros el dinero necesario para montar infraestructuras políticas.
La segunda vez que lo intentó, tras romper con el líder de la primera, recurrió a Manuela Carmena, en ese momento alcaldesa de Madrid y dispuesta a ganarle todo el terreno posible a Podemos. Nació Más Madrid y Más País.
Del primer intento dimitió por sus discrepancias con el hoy vicepresidente segundo del Gobierno. Del segundo le dimitieron los electores cuando logró dos únicos escaños en el Congreso por la circunscripción de Madrid.
Ha anunciado un tercer intento por los mismos motivos: hay un espacio en la izquierda que no lo ocupan ni el PSOE, ni Izquierda Unida, ni Podemos. Pocos dudan de su capacidad política pero son muchos más los que tienen claro que acabará en el PSOE o lejos de los escenarios públicos, tal vez regresando a la Universidad.
Dos escaños y al igual que le ocurre a Ciudadanos en Cataluña. hasta que se celebren nuevas elecciones, una fuerza parlamentaria en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de la capital muy por encima de lo que lograron sus antiguos compañeros. La ruptura en trozos de lo que fue y significó Podemos a partir de 2015 continúa de forma imparable. Errejón, al igual que Teresa Rodríguez en Andalucía, es víctima de la lucha interna por el liderazgo frente a Iglesias, mucho más que por diferencias de fondo y de programa.
Cuando nació en el frío diciembre de 1983, el PSOE de Felipe González llevaba un año sentado en el poder con 202 diputados en sus alforjas; y su padre militando en el Partido del Trabajo, que era una de las divisiones de las divisiones de las divisiones del marxismo leninismo en nuestro país.
Iñigo mamó leche proletaria pese a que su padre era un alto funcionario del Estado.
Con la vista puesta en la historia y en la revolución sin sangre se convirtió desde 2014 en el jefe de las campañas electorales de Podemos. Junto a Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero era el " Tercer Hombre" del entonces recién nacido partido tras haberse manifestado contra el capitalismo y la globalización desde Génova a Madrid pasando por Praga y Edimburgo. Y siempre con parada y fonda en la Caracas de Chávez y Maduro.
De el dijo José Bono, después de comer merluza en su casa del barrio de Salamanca, puerta con puerta con el “hotel de los toreros, junto con Zapatero y el presidente castellano manchego García Page, que era el más listo, el más leído. Una razón de peso para saber de alcantarillas por la novela de Graham Greene que le cuadra desde el título. En su papel de “tercer hombre” podría haberse subido a la noria del poder y llegar a lo más alto.
Si se visita Viena y se acerca al Prater, es posible “notar” la presencia cinematográfica de un Orson Wells atropellado y aparentemente muerto, de un Joseph Cotten intentado aclarar lo que considera un crimen, y de una Alida Valli, que es el vínculo entre los dos y parte de la propia novela negra escrita por Graham Green, que tendría en este remedo de tragedia política entre Tania Sánchez y Rita Maestre. Los papeles del fenecido Harry y del mediocre escritor Holly se los pueden jugar al poker Pablo Iglesias e Iñigo Errejón. Incluso Juan Carlos Monedero sería un buen imitador de Trevor Howard.
Si Green se inventó una segunda muerta piadosa del corrupto Harry a manos de su amigo, esa segunda muerte política ya la ha vivido Iñigo. Las mujeres a mediados del siglo XX ya estaban aprendiendo a quedarse solas por voluntad propia.