Nada o muy poco ha cambiado. Hace siete años el hoy responsable del CIS hacia una radiografía del poder en España y colocaba en la parte superior de la pirámide de doce escalones a los banqueros, muy por delante del gobierno, del Parlamento y de la Monarquía. Ya anunciaba un gobierno de izquierdas,si el PSOE y las formaciones a su izquierda se ponían de acuerdo.
A Izquierda Unida la sustituyó Unidas Podemos, y el cambio de liderazgos en los partidos contribuyó a que en 2018 se produjera el cambio que auguraban los dos sociólogos. José Felix Tezanos y Verónica Díaz Moreno vieron cumplidos sus pronósticos. Con rostros distintos y nuevas siglas compitiendo en las urnas.
Aquel optimista estudio sociológico para los socialistas que había encargado Alfonso Guerra de cara, evidentemente, a la Conferencia Política que se disponía a celebrar el PSOE, se repite a las puertas de las elecciones catalanas y con el entonces “gran enemigo”, el Partido Popular en horas bajas desde la caída de Mariano Rajoy.
¿Han cambiado lo poderes en España en estos últimos siete años?, ¿ perciben otro escalafón los españoles?. Parece que no, que las 1726 personas que fueron entrevistadas en 98 municipios y que les permitieron a José Feliz Tezanos y a Verónica Díaz Moreno hacer una radiografía política y social de toda España, hoy volverían a contestar lo mismo.
Resultado del noviembre de 2013 actualizado a enero 2021: una radiografía tremenda. Aparece que casi el 80 por ciento de los españoles pensamos que el poder en esta tierra nuestra lo tienen los banqueros, los mismos que mantienen, junto al resto de grandes empresas que conforman el Ibex 35, la vieja costumbre de comer, hablar, analizar y " decidir" sobre el futuro de todos los demás, sea cual sea el partido del gobierno, y sean cuales sean las intenciones de los ministros de turno, con los de Economía y Hacienda al frente. El cambio que se puede percibir se explica por la presencia de los organismos europeos en todas y cada una de las decisiones que se tienen que tomar para que las ayudas económicas, financieras y legales ayuden a España a salir del hoyo.
Ese retrato de " parte", la " biografía por encargo" de las entrañas políticas patrias arrojó y mantiene unas conclusiones muy alejadas de las que nos han ido ofreciendo el resto de estudios sociológicos y encuestas de intención de voto, estén más o menos próximas las citas electorales. Si entonces el PSOE aventajaría al PP en mas de seis puntos, en el menor de los casos, en las elecciones generales de noviembre de 2020 lo hizo en siete, y propició que sumado al avance que presentan hoy los votos que en ese 2013 tenía Izquierda Unida, el gobierno de coalición sea una realidad.
La pirámide invertida del poder que elaboraron Tezanos y Díaz aparecen doce estamentos o grupos. Los bancos ocupan el primer lugar, el segundo es para el gobierno pero a más de 25 puntos de los que mueven el dinero, y a lo que parece el país. Les siguen los partidos políticos en tercera posición, los empresarios en cuarta y la Iglesia en quinta.
Los medios de comunicación y los jueces están empatados y se disputan el sexto y séptimo escalón de la pirámide, por delante del Parlamento, que en el octavo puesto le gana la partida de poseer influencia al Rey, ya se llame Juan Carlos I o Felipe VI. La Monarquía, con un exiguo 17,5 de percepción de poder, apenas " gana" a los sindicatos y al ejército. Las Fuerzas Armadas no cierran el ranking por muy poco. Se lo dejan a las ONGs.
Está escrito en la Constitución que el poder reside en el pueblo y que éste está representado en el Parlamento, pero a la hora de opinar los españoles tenemos claro que los banqueros ganan por goleada a los parlamentarios, nada menos que por 55 puntos; claro que la comparación entre empresarios y sindicatos no deja muy bien parados a estos últimos: la CEOE dobla en poder a CCOO y UGT.
Todos estos datos, curiosamente, hace que los banqueros, que aparecen como todopoderosos e unos momentos en los que la crisis afecta a casi todas las familias, puedan convertirse en los “malos de la película”, mientras que los políticos, a través del Parlamento y los propios partidos, pierden importancia pero también responsabilidad. Unos, los primeros tienen la fuerza, y otros, los segundos, serían incapaces de controlarles.
El mismo porcentaje de ciudadanos que creía que el máximo poder está en el mundo financiero, lo siguen pensando. También que sus hijos van a vivir peor que ellos, que existen muchas desigualdades sociales y que van a aumentar en el futuro. Un pesimismo social que se mantiene tras la pandemia y la caída en picado de la economía. Percepción que está muy por encima de lo que los españoles pensábamos quince diez años. Parece que estamos en un país en el que el color negro se ha instalado para mucho tiempo.
Con aquel dibujo de situación, los socialistas se enfrentaron al reto de proporcionar a sus conciudadanos un cuadro distinto para volver al poder. Lo consiguieron por méritos propios y, sobre todo, por deméritos ajenos. La moción de censura, la caída en votos y representación parlamentaria del PP de Mariano Rajoy, la llegada de nuevas formaciones como Ciudadanos y Vox, por la derecha, y de Unidas Podemos, por la izquierda, dieron por resultado la actual situación de inestabilidad política.
Los dirigentes políticos parecen estar más preocupados por ver quién se hace con el poder interno en sus organizaciones y en los órganos de gobierno del estado, mirando de reojo y con el cuchillo corvo en las manos para ver quien es capaz de disputarle ese poder.