Pedirle un bis a la vida

Hay momentos que nos reconcilian con la esencia de esta profesión tan maltratada por los propios hacedores del oficio de contar historias que han decidido que las noticias son ellos y no los ciudadanos, y ayer Pau Donés y su amigo Jordi Évole nos regalaron uno de esos instantes eternos en los que un periodista escucha para los demás la confesión que le hace un cantante al que la muerte se le acerca al galope.

Para mí es un documento esencial que debería ser analizado por quienes quieran dedicarse a este oficio, porque en estos tiempos hay pocos ejemplos en los que fijarse si se quiere comprender que el arte de entrevistar consiste en saber escuchar, algo que hoy no se estila en el periodismo donde ya no hay plumillas ni gacetilleros, porque casi todos quieren ser contertulios que no preguntan ni dejan hablar.

Pau Donés ya no está – falleció una semana después de la realización del reportaje – pero quedan sus canciones y su lección de vida en un tiempo histórico en el que la muerte se ha deshumanizado, la gente tiene miedo a vivir y el mundo se ha convertido en un lugar en el que el odio circula a más velocidad que el amor, sin que nadie le haga caso al cantautor que aconseja no odiar a nadie porque “ la vida son cuatro días, y tres ya han pasado”.

El protagonista de esta historia hermosa, a pesar de la tristeza en la que estaban todos menos él, es el cantante catalán que en un momento de humor y sinceridad dijo que le gustaban más las sevillanas que la sardana, pero fue Jordi Evole quien tuvo la fortaleza de entrevistar a su amigo y quien se tragó muchas lágrimas mientras le preguntaba cosas que nadie se habría atrevido a hacerlo con un moribundo que no tenía ninguna esperanza de que la vida le regalara un bis.

Se ha ido sin conocer a sus nietos pero lo ha hecho pidiendo perdón, porque Pau Donés fue un caballero, un artista, un hombre honesto , un sabio, un valiente, un hombre que amaba la vida y que no le tuvo miedo a la muerte. Seguiré escuchando sus canciones