Suele ser común en consensos muy compartidos que la realidad los desmienta. Visto de otro modo, que probablemente esté más cerca de lo que ocurre en realidad, la cotización remonta a caballo de unas expectativas cada vez más compartidas y en la práctica se adelanta. Después viene la apariencia de fallo que se produce cuando los agentes consideran que ya tienen suficiente exposición y moderan sus apuestas.
Los más débiles entonces sufren y se ven obligados a liquidar. Es lo que está ocurriendo. Después de todo, un euro compraba hace un año 1,08 dólares y compra hoy 1,19, variación más que considerable para el principal par de divisas del mundo. La teoría de las Ondas de Elliot es la que más y mejor profundiza en este tipo de comportamientos.
COMMITMENT OF TRADERS
Si hemos de acudir a los datos más que a las teorías de comportamiento de los inversores, el Commitments of Traders (COT) es una buena fuente para interpretar la dinámica de los mercados. Recoge la actividad de los distintos intervinientes en los mercados de futuros, y de su registro semanal puede deducirse el tipo de apuestas que realizan.
Identificables por los distintos requisitos que se les exigen para participar en los mercados, solemos referir tres categorías: (i) gestores de activos, que responden al perfil de inversores institucionales de largo plazo, (ii) inversores no comerciales, que responden al perfil de especuladores de corto plazo y (iii) fondos apalancados.
TODAVIA LARGOS DE EUROS
La actividad de los dos primeros grupos es la que nos permite interpretar mejor la dinámica en la que está el mercado. Ambos están, todavía hoy, largos en euros y cortos en dólar. Mientras que los gestores de activos mantienen esa posición contraria al dólar y favorable al euro desde hace más de tres años, posición que ha ido en aumento en particular desde comienzos del año pasado, el segundo grupo, después de un 2019 apostando contra el euro, empezó a volcarse a su favor con el estallido de la pandemia, sumándose a los jugadores de largo plazo. Unos y otros mantenían a finales de 2020 las mayores posiciones a favor del euro en años. Y así llegó 2021.
Mientras los primeros continuaban acumulando euros, los de corto plazo, pronto empezaron a reducir sus apuestas. El euro encontraba un techo y ante el incremento del coste de mantener las posiciones con un diferencial de tipos que se ampliaba -miedo a la inflación- se vieron en la necesidad de liquidar. Y siguen haciéndolo. Los de largo plazo llevan dos semanas modulando su apuesta por el euro y deshaciéndose de la divisa europea. Hasta aquí los datos.
SE ROMPE EL CONSENSO
Un reciente artículo de FT ponía de manifiesto la ruptura del consenso. Mientras Citibank y Goldman Sachs mantienen su apuesta por más debilidad del dólar este año (1,28 y 1,30), Bank of America se baja del caballo y cambiaba a final de marzo su pronóstico a 1,15 desde 1,25 para final de año. Cuando se rompe el consenso y se oscurece el pronóstico, las fuerzas se reagrupan cerca de cero y la cuenta comienza de nuevo.
Todavía faltan semanas para eso. El dólar seguirá amenazando con recuperar antes de volver a mirar hacia niveles de dónde venía. Y más allá. Salvo que Europa descarrile en la curva de las vacunas o en la activación de los fondos Next Generation. Pero eso lo sabremos pronto.