En la Asamblea de Madrid, los seis partidos con representación parlamentaria han escenificado durante toda la campaña electoral el habitual juego político de las mentiras. Ofrecer lo que pueden y lo que no pueden. La más atrevida, Rocio Monasterio, que copió la oferta de la antigua UPyD de Rosa Díez para quitar escaños y cargos políticos.
En el PP madrileño que lideran Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso sabían de antemano que la propuesta que lanzó hace muchos semanas la candidata de Vox de bajar el número de escaños del Parlamento regional a 65 ( el mismo número que planteó la otrora formación de centro ) en lugar de los 136 actuales que existen ahora, va a ser prácticamente imposible en lo que queda de Legislatura, un brindis al sol, una maniobra de marketing electoral para dejar en evidencia a la izquierda de socialistas y comunistas y hasta sus propios compañeros de la derecha.Los diez u once escaños que les otorgan las encuestas pueden llevar a la ganadora Ayuso a realizar alguna que otra declaración de futuro, y poco más. En el resto de formaciones saben lo mismo y conocen las razones por las que la propuesta de Vox no va a prosperar. Quitar escaños es eliminar partidos y favorecer el bipartidismo, pero a nivel personal es dejar sin “trabajo” a un buen número de compañeros de las propias formaciones políticas.
Desde la formación que dirige Santiago Abascal se han permitido otro lujo más: apoyar iniciativas sin coste alguno y con el único resultado de la consolidación de su imagen como formación que alienta los cambios que desea la sociedad. Y el de que haya menos diputados, menos políticos es uno de ellos, y el más fácil de " vender" tal y como están las cosas. no tenía hoy por hoy más recorrido. Dentro de dos años y con otro nivel de escaños el tema será muy diferente en cuanto a los pactos a realizar y con quien, pero las posibilidades de reducir el número de escaños seguirán siendo las mismas.
La postura del PSM, de Unidas Podemos y de Más Madrid - dejaremos fuera de la ecuación a Ciudadanos por su propia batalla por la supervivencia, que con una medida de ese tiempo su futuro ya estaría más que cantado. Admitir esa disminución y aprobar la propuesta de los dirigentes de Vox sería una perdida muy importante de "puestos políticos", puestos que tras los malos resultados que se pronostican para los socialistas de Gabilondo y Sánchez no y pueden permitirse. Cada puesto es un tesoro por lo menos hasta 2024, que es el límite para la celebración de las nuevas elecciones generales.
Si la Asamblea madrileña se quedara en 65 escaños y partiendo de los resultados de las últimas convocatorias electorales desde 2011 y con las previsiones de este cuatro de mayo de 2021, la composición partidista de la misma sería la siguiente: el PP tendría entre 29 y 30 diputados, el PSM se quedaría en doce o catorce, la izquierda representada por Más Madrid y Unidas Podemos no pasaría de esas mismas cifras y Vox se quedaría por debajo de los siete.
Si ahora al Partido Popular le pueden faltar entre siete y nueve para la mayoría absoluta que tanto pide Díaz Ayuso, con una Cámara a menos de la mitad casi la tendría asegurada y desde luego no necesitaría apoyos de la ultraderecha.
Todo cambia si a los resultados de participación y votos por partidos del año 2019 le introducimos unas correcciones " prudentes" en base a los sondeos de opinión de estos meses, y con la salvedad de que los dos años que faltan para la finalización de la Legislatura son un periodo lo suficientemente largo como para cambiar algunas de las bases demoscópicos y alterar los " resultados" que se pueden dar en las futuras elecciones.
Pongamos como base para este " juego" de futuro que de los cinco millones quinientos mil madrileños con derecho a voto, la participación se mantiene en los niveles actuales y llega al 75%, lo que dejaría la cifra de votantes real en poco más de cuatro millones. Si con esta cifra vamos a los partidos y aplicamos a los dos principales parecidas cifras y a los tres siguientes una subida parecida, los populares se quedarían entre el 40 y el 45 por ciento de votos y los socialistas entre el 15 y el 20. Unidas Podemos tendría que pactar sí o sí con Más Madrid, siempre que desde el PSOE no busquen otro tipo de alianzas de cara a las urnas.
Si se mantienen los 136 escaños y se aplican los porcentajes de cambio en participación y votos por partidos que arrojan en estos momentos los sondeos de opinión, los populares tendrían la misma dificultad para llegar a la mayoría absoluta, sin que la suma de los tres partidos de izquierdas pudiera representar por sí solos una alternativa de gobierno.
En todos los casos el fiel de la balanza va a pasar, salvo cambios muy importantes en los próximos 48 meses, por la formación de Santiago Abascal ( también a nivel nacional ), que a la hora de pactos y apoyos, tanto generales como autonómicos y municipales pensará en mensajes y posicionamientos como un juego de especulación política y futurología electoral.
Un buen entretenimiento y una base para la reflexión de los seis partidos que hoy tienen asientos en la Cámara. Desde 2011 hasta 2019 han participado electoralmente otras catorce formaciones que lograron en conjunto cien mil votos. En ese aspecto no parece que vaya a haber muchos cambios.