Felipe González en sus catorce años de poder se movió entre los 16 y los 18; Aznar entre los 14 y los 16; Rodríguez Zapatero se mantuvo en 16; y Rajoy bajó el Gobierno a trece. Para lo segundo el que más veces cambió de caras fue González y el que menos Rajoy. Todos mantuvieron un núcleo duro a su alrededor.
Eliminar Ministerios de un Gobierno de 23 es fácil. Los cuatro que suman Edución, Ciencia, Univeridad y Cultura se pueden quedar en uno. Pasa lo mismo con Igualdad y Derechos Sociales, se dejan en uno. Sanidad y Seguridad Social se pueden fusionar. Al igual que lo pueden hacer Industria, Transportes y Consumo. Las posibilidades de unir carteras son muchas y durante los 44 años de democracia se han probado tejiendo y destejiendo Ministerios, con una vicepresidencia o con cuatro, manteniendo siempre las llamadas “Carteras de Estado”, como son Exteriores, Justicia, Interior, Defensa, Economía y Hacienda. De las seis, las únicas que han caminado en solitario han sido la política exterior y la de defensa; las otras se han utilizado para unificar la política económica, tanto con Carlos Solchaga como con Rodrigo Rato, e incluso la judicial y de orden público y seguridad con Juan Alberto Belloch.
Hay mezclas en nuestra reciente historia para todos los gustos. Con el PSOE en el poder Manuel Chaves fue Ministro de Trabajo y Seguridad Social; Javier Solana de Educación y Ciencia; José Barrionuevo tuvo bajo su responsabilidad el Transporte, el Turismo y el Comercio…Con el Partido Popular de Aznar pasó lo mismo, las Carteras ministeriales se adecuaban más a los premios y castigos del presidente que a las necesidades estructurales de los sectores a los que debían representar.
Hoy, las dos ministras psícologas, amigas y militantes de Podemos, Irene Motero e Ione Belarra compiten por unas atribuciones de difícil separación, Igualdad y Derechos Sociales, que claramente se deberían gestionar desde un único Ministerio, tanto por eficacia como por ahorro de costes. Las Carteras que ostentan Alberto Garzón, Consumo, y José Luís Abalos, Transporte, tienen apellidos más largos pero tan sólo cumplen una función de equilibrio político entre las formaciones de la coalición gubernamental.
El Ministerio de Política Territorial puede y debe estar dentro de la Vicepresidencia primera, dada la estructura de España y los problemas que afectan a los 17 Estatutos de Autonomía. Y por encima de todos, los cuatro que afectan a la Educación, la Cultura, la Ciencia y la Universidad, muchas de cuyas competencias están transferidas a las Comunidades , al igual que ocurre con otros Ministerios, es un auténtico disparate mantenerlos tal y como están cuando la unificación sería uno de los mejorees ejemplos de eficacia y ahorro.
Si tanto con gobiernos socialistas como populares la Economía y la Hacienda estuvieron bajo una misma estructura, ¿ por qué no volver a repetirla?. Programación económica y control de los ingresos, lo que se desa hacer y los medios para lograrlo. González y Aznar lo vieron así, Sánchez puede hacer lo mismo. El problema, antes, ahora y después, está en los nombres y los compromisos internos y el mantenimientos del poder dentro de los partidos.
En la situación actual, con un Ejecutivo en el que participan tres formaciones ( Unidas Podemos lo forman Podemos e Izquierda Unida ) la disminución de Ministerios va a crear un problema en la organización qu lidera en estos momentos la vicepresidenta tercera Yolanda Díaz. Si se mantienen los porcentajes y Pedro Sánchez decide “rebajar” su Gobierno a 16 personas, incluidos los vicepresidentes, para asemejarse a lo que hicieron Aznar y Zapatero ( dejarlo en trece como Rajoy parece casi imposible ) puede dejar dos vicepresidencias, una política y otra económica; fusionar Ministerios y ofrecerle a Unidas Podemos tres Carteras en lugar de cinco.
Afrontar los dos años largos que quedan de Legislatura con esos cambios le harán ganar credibilidad en España y en Europa, sobre todo si va a tener que subir los impuestos directos e indirectos, bajar el gasto público y las ayudas sociales a cambio de los 140.000 millones que nos concedieron nuestros socios europeos. Un dinero que irá llegando con cuenta gotas en los próximos dos años y que tendrá que amoldarse a las ayudas y créditos que podamos obtener del Banco Central Europeo.
La imagen de austeridad y eficacia que llevan pidiendo desde la Comisión, desde el BCE y desde el FMI pasa necesariamente por dar ejemplo desde el propio Gobierno. Sobra grasa administrativa y se necesita músculo para mantener unos servicios sociales mínimos que ayuden a esos cinco millones reales de parados o en situación precaria familiar.