El 30 de septiembre el Gobierno tiene el compromiso de tener listo los Presupuestos Generales para el 2022, en los que las “ayudas” europeas serán la gran baza de Sánchez, Calviño y Montero para no llenar de más impuestos a los españoles. Un durísimo otoño. Para hacernos una idea, cerrado el primer semestre de este año España debe casi un billón y medio de euros, y 30.000 euros cada ciudadano.
Si el Ejecutivo logra que los PGE del 2022 se cumplan cada uno de los 46.700.000 españoles que formamos el censo oficial tendrá sobre sus espaldas una deuda de 30.00 euros, o a la antigua usanza: deberá a los prestamistas del estado la nada despreciable cifra de cinco millones de pesetas.
Si en lugar de dividir el billón y medio de euros por esos casi 47 millones de habitantes, lo dividimos por la población activa, que está en los 22 millones, parado arriba, parado abajo, lo que deberíamos pagar los que tenemos un puestos de trabajo mejor o peor llega a los 55.000 euros, que traducidos a las antiguas pesetas alcanza los nueve millones. Cada uno puede calcular el ahorro que necesitaría y los años para conseguirlo.
Esa es la parte macroeconómica de los Presupuestos, lo que deberá España, que somos todos, cuando termine 2021 y la deuda sobrepase el 130 % del Producto Interior Bruto, un auténtico disparate, que no lo es tanto si lo comparamos con el de otros países como Japón, Italia, Francia y Alemania, por no hablar de Estados Unidos cuya deuda es superior a los 20 billones de dólares, o China que tiene un poco menos de la mitas que los USA. Vamos, que vivimos en una economía mundial en la que los principales países viven endeudados hasta las cejas y haciendo las delicias de aquellos que les prestan el dinero con jugosos intereses.
En un año nuestra deuda ha aumentado en 170.000 millones de euros. Lejanos y muy lejanos aparecen los datos de otras décadas, por ejemplo en 1996, cuando llega José María Aznar al poder cada español “debía” 8.000 euros, que era el resultado de multiplicar por diez la deuda que había dejado Adolfo Suárez. Desde entonces hemos ido a peor sin detenernos: 15.000 euros en 2011; 23.000 en 2015; 25.000 en 2018. Imparable con independencia del colors del Gobierno, ya fuera del PSOE o del PP.
¿Cómo vamos a pagar todo eso?. Pues con la misma ecuación de los últimos años, cuando desde Europa obligaron al presidente Rodríguez Zapatero a las subidas impositivas que debían rebajar nuestro desbordado déficit a la mitad.anteriores: más impuestos directos e indirectos y más recortes sociales. Siempre, claro está que los 140.000 millones de los Fondos europeos de ayuda cumplan en tiempo y forma con lo prometido.
Estas cifras explican la necesidad del gobierno de Pedro Sánchez, de la misma forma que lo hicieron con el de Mariano Rajoy por salir " a la calle" a defender su política sin mencionar que es producto de las imposiciones de la famosa " troika", que conforman la Comisión, el BCE y el FMI , y no de su voluntad, su convencimiento y mucho menos de su programa electoral. A Montoro le sucedió Montero y se trasladaron los mismos problemas.
Los temores se acrecientan ante el adiós en Alemania de Angela Merkel y las posiciones de los países “frugales”, algunos de los cuales como Países Bajos hacen trampas dejando que la consideración de paraíso fiscal pierda gran parte de su significado.
Un panorama que encaja en parte con lo que las encuestas arrojan en España, si bien es cierto que aquí las elecciones autonómicas y municipales no tendrán lugar hasta la primavera de 2023 y ese es el " tiempo mágico" en el que confían el presidente y sus socios de Unidas Podemos para sanar de las heridas que entre sus votantes está dejando la crisis.