Entre la coherencia que defienden y la traición de la que les acusan se mueven los cuatro concejales del Ayuntamiento de la capital que han posibilitado que el alcalde Martínez Almeida haya sacado adelante su revisado Madrid Central. Ya se marcharon en marzo del partido por el que habían sido elegidos. Ellos y sus excompañeros recorren el mismo camino de perdición de la izquierda madrileña.
Marta Higueras y Luís Cueto fueron la mano derecha y la mano izquierda de la alcaldesa Carmena. Los otros dos, José Manuel Calvo y Felipe Llamas nunca se sintieron de Podemos y tampoco de Más Madrid y mucho menos dispuestos a “obedecer” a Rita Maestre. Eran y seguirán siendo de izquierdas pero no pueden evitar que desde ese mismo sector se les vea como los que han salvado al alcalde popular de una derrota.
Martínez Almeida necesitaba cuatro votos para sacar adelante su proyecto de cerrar el centro de Madrid a los coches. Con sus concejales ( 15 ) y los de Ciudadanos ( 11 ) necesitó los cuatro de Vox para convertirse en alcalde. Contó con Ortega Smith y sus tres compañeros hasta ahora. La posición de esos socios desde la derecha a los planes heredados de la anterior Corporación le llevas a a una segura derrota frente a los 19 concejales que había logrado la escisión de Iñigo Errejón y Manuela Carmena y los ocho del PSOE. Veintisiete contra veintiséis. Vox se iba a abstener buscando su propio espacio político.
Higueras, Cueto, Calvo y Llamas crearon Recupera Madrid tras marcharse hartos de que se les ninguneara por parte de Maestre y sus más fieles seguidores. Esos cuatro votos pasaron a estar en el mercado y ahí aparece la astucia del actual alcalde, que no estaba dispuesto a que desde la formación que lidera Santiago Abascal les presionaran, de la misma forma que están haciendo en la Comunidad y en Andalucía o Murcia.
Ese era y seguirá siendo hasta las elecciones un problema para el Partido Popular de Pablo Casado, que necesita unificar lo más posible el voto de la derecha para vencer al socialismo de Pedro Sánchez, quien a su vez hace exactamente lo mismo con Unidas Podemos, Adelante Andalucía, Las Mareas y todas las formaciones que restan votos y representación al PSOE cuando llegan las citas con las urnas.
Una nueva realidad se ha instalado en el territorio madrileño: la habilidad política en Madrid está en manos del Partido Popular. Pasó a paso, sin pausa y con mucha prisa sus dirigentes han conseguido gobernar sin haber ganado en las elecciones ( hasta mayo pasado que Ayuso arrasó en votos y escaños ), se han “comido” al partido que llegaba dispuesto a ocupar su puesto, Ciudadanos, y ha cambiado los 4 votos de Vox, que necesitaba, por los 4 votos de los huidos de Más Madrid, la formación que aspiraba a gobernar en el Ayuntamiento y en la Comunidad.
Si el 4 de mayo la presidenta popular lograba que el PP pasara de 30 a 64 escaños, con una convocatoria anticipada fruto de los buenos reflejos de su equipo tras el desastre socialista en Murcia, ahora ha sido el alcalde capitalino el que no ha dudado en negociar y conseguir los apoyos que necesitaba, sacados en este caso de la propia izquierda que había ganado las elecciones municipales.
Faltan mucho meses para que vuelvan las citas con las urnas, tanto las autonómicas y municipales como las generales pero el conjunto de la izquierda se encarga un día si y otro también de mostrar su división a la hora de gobernar desde el propio Consejo de Ministros, y de los egoísmos personales que muestran cuando de defender sus propio sillones se trata. Esa realidad traducida en votos es negativa y del resto ya se encargará la Ley D´Hont.