Nos quejamos -y con razón- en España de lo que ocurre en el seno de la Monarquía borbónica con los escándalos fiscales y sexuales del rey Juan Carlos I, pero la anglosajona lo está pasando igual de mal o peor con los continuos episodios que la salpican desde que la princesa consorte, Lady Di, falleciera en un accidente de coche en País un 31 de agosto de 1997, sobre el que ciernen todavía toda clase de especulaciones sobre el papel que jugó el Palacio de Buckingham en el acoso a Diana de Gales, tras su divorcio de Carlos de Inglaterra en 1992.
La decisión de que un juez norteamericano aceptara la demanda contra el segundo hijo de la reina Isabel II, el príncipe Andrés, duque de York, interpuesta por Virginia Giuffre por abusos sexuales cuando era menor de edad, ha vuelto a poner en la picota a la Casa real británica.
La decisión llega después de que saliera a la luz un acuerdo entre el financiero estadounidense Jeffrey Epstein y Giuffre firmado en 2009 por la que la joven recibiría 500.000 dólares (alrededor de 443.000 euros) a cambio de renunciar a cualquier acción legal contra Epstein y otros "potenciales acusados".
Virginia Giuffre, que formó parte de tráfico sexual del millonario Jeffrey Epstein, fue obligada a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés de Inglaterra en el año 2001, cuando tenía 17 años. El príncipe Andrés ha negado conocer a Virginia Giuffre, a pesar de una fotografía que se hizo pública en la que aparece agarrándola por la cintura, y ha tratado de anular el juicio en reiteradas ocasiones.
Según relato de la joven, hoy casada y con tres hijos, Epstein y su entonces pareja, Ghislaine Maxwell (hija del magnate de los medios Robert Maxwell, propietario del Mirror británico), la llevaron al club nocturno Tramp de la capital británica para encontrarse con Andrés de Inglaterra.
“Ya en el auto -ha contado la joven-, Ghislaine me dijo que tenía que hacer con Andrés lo mismo que había hecho con Jeffrey, y eso me puso enferma". En el club tuvo que bailar con el duque de York al que definió como "el bailarín más espantoso" que había visto en su vida. "Era horrible, y no paraba de sudar encima de mí. Su sudor se esparcía por todos lados como si fuera lluvia. Me daba asco, pero sabía que tenía que hacerle estar contento, porque era lo que Jeffrey y Ghislaine esperaban de mí".
La noche acabó en una habitación de la casa de Maxwell en el barrio londinense de Belgravia, que según Giffre "no duró mucho" y resultó "desagradable". "Él no se portó mal ni nada, pero se levantó, dijo gracias y se fue", contó. El duque se enfrenta ahora a un juicio civil por agresión sexual después de que el juez Lewis Kaplan, del Tribunal de Distrito Sur de Nueva York dictaminara que el caso podía seguir adelante.
Nada más conocerse que el duque de York podría sentarse en el banquillo de los acusados, su madre la reina Isabel II le despojó de sus roles militares honorarios y patrocinios reales después de una reunión cara a cara por lo que el príncipe Andrés, de 61 años, ya no usará el estilo de Su Alteza Real en ningún cargo oficial.
En febrero de 2021, la reina Isabel Ii tuvo que tomar una decisión `parecida con el Príncipe Enrique, hijo del heredero Carlos de Inglaterra y Lady Di, y su esposa Meghan Markle después de que la pareja real decidieran marcharse a Estado Unidos a sus negocios particulares y abanonar la disciplina de la familia real.
La reina Isabel II retiró a su nieto, el duque de Sussex, los cargos honoríficos de capitán general de los Marines Reales, comandante honorario de la Real Fuerza Aérea, y comodoro jefe de la Royal Navy Small Ships and Diving. Además, tanto él como Meghan dejaron de ser presidente y vicepresidenta de la Queen’s Commonwealth Trust y perdieron sus cargos honorarios en la Rugby Football Union, la Rugby Football League, el Teatro Nacional, y la Asociación de Universidades de la Commonwealth.
Todo ello en medio los continuos escándalos por las revelaciones sobre las fiestas continuas que el primer ministro Boris Johnson y su esposa Carrie Symonds han estado realizando en el interior del número 10 de Downing Street, su residencia oficial, durante la pandemia, dos de ellas en vísperas del funeral del rey consorte Felipe de Edimburgo, que falleció el 17 de abril de 2021.