La libreta de Barcenas puede hundir a Rajoy
martes 21 de octubre de 2014, 21:41h
El principal perjudicado por la aparición de la libreta manuscrita que se atribuye al ex-tesorero del Partido Popular es su presidente y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Si los apuntes realizados por Luis Barcenas durante más de diez años responden a lo sucedido, aunque sea sólo en parte, el líder de la derecha española tendría que dimitir y dejar que otra persona de su partido asumiera las tareas de gobierno, tanto por la dimensión del escándalo en España como por la repercusión internacional del caso y su influencia en la imagen de nuestro país.
La secretaria general de los populares durante la difícil y dura rueda de prensa que tuvo que afrontar en solitario tras la publicación de la lista por parte del diario "El País", tuvo razón en una cosa: la aparición de las notas manuscritas - que dos grafologos autentifican como salidas de la mano de Barcenas - rompen el discurso del presidente del Gobierno y dificultan aún más la salida de la crisis económica, justo cuando parecía que habíamos tocado fondo. Del resto de temas, las explicaciones fueron insuficientes. Tal vez porque la propia Dolores de Cospedal no podía ir más lejos. Ella aparece en esa lista, pero los dos meses que se le atribuyen de ingresos directos parecen indicar que fue ella misma la que cortó con el procedimiento y pidió a Rajoy que Barcenas saliera de la tesorería del partido, algo que ocurrió algunos meses más tarde.
Si para los españoles el créditos de la clase política está por los suelos, la aparición de esos siete millones y medio de euros distribuidos aparentemente entre los dirigentes del PP es la puntilla que faltaba para que sea la propia sociedad la que exija no sólo el castigo para los responsables, también un cambio radical en la estructura, modos y maneras en la vida pública. No se pueden imponer medidas de ajuste durísimas y recortes en todas las prestaciones, desde las sanitarias a las educacionales o a las pensiones, y que aparezcan desviaciones de dinero hacia los gestores públicos. Y desde el ámbito internacional ya están llegando las reacciones que pueden cerrar el círculo en torno al presidente y llevarle a una renuncia, a la que por otra parte se va a resistir con todas las armas que posea: para empezar con una querella contra el autor de los apuntes, y puede que contra los que los han difundido. Siendo lógica la reacción, pues es la única posible en estos momentos, su recorrido es muy corto dado que la aparición de nuevos escritos y testimonios supondrían le dejarían en peor lugar ante la opinión pública en general y ante los militantes y votante de su partido en particular.
Hay nombres de dirigentes del PP que no aparecen en la libreta: no aparece Soraya Sáenz de Santamaría, no aparece Alberto Ruiz Gallardón, no aparece Esperanza Aguirre - a la que algunos desde dentro del partido quieren colocar como responsable de la filtración - y eso les da a los tres una ventaja sobre el resto. Una ventaja y un inconveniente ya que sí se tiene que producir un relevo en la doble cúpula de gobierno y partido la lucha puede ser brutal y de incierto resultado.
Junto a la teoría de la conspiración contra el gobierno y el partido que lanzan desde la sede central de la madrileña calle Génova, aparecen las exigencias de la oposición de todo signo y entre las que algunas suenan bastante mal: por ejemplo las peticiones del presidente de la Generalitat, Artur Más, pidiendo una cumbre contra la corrupción mientras no termina de explicar las cuentas de su formación y los escándalos judiciales que salpican tanto a Convergencia Democrática como a su socio, Uniò. Más lógicas son las de Izquierda Unida para que Rajoy dimita, y a medio camino las de PSOE, pidiendo una Comisión en el Congreso y la comparecencia del presidente del Gobierno. Los partidos se cuidan mucho de alentar el posible uso del ventilador que afectara a todos y creara una crisis institucional de tal tamaño que se llevará por delante el modelo democrático que funciona desde hace 35 años.
Esta hipótesis y la situación global de las formaciones políticas en su imagen social es lo que lleva a algunos dirigentes a pensar que podemos estar ante el intento de implantar en España el modelo italiano: un gestor " independiente y con prestigio" al que los partidos le darían su apoyo parlamentario ante la imposibilidad de alcanzar acuerdos de gobierno entre ellos mismos, en principio sin elecciones anticipadas, pero con la vista puesta en el año 2014 y no en el periodo natural de esta Legislatura.
Sean cuales sea las razones que han llevado a sus protagonistas a esta situación, desde la justificación de Barcenas de su abultado patrimonio en Suiza a los deseos externos e internos de cambiar la dirección del PP, pasando por la amnistia fiscal del ministro Montoro, lo real para la sociedad española es que sus políticos y las formaciones en las que militan ya no tienen los apoyos que salieron de las urnas hace poco más de un año. Partido en trozos minoritarios el "pastel" de los votos,ahora mismo ni PP, ni PSOE representarían al 50 por ciento del electorado, algo inédito en nuestra democracia donde los dos grandes partidos nacionales han llegado a tener más del ochenta por ciento de representación de esos mismos ciudadanos.
El bipartidismo imperfecto que se instauró en nuestro país a partir de 1982, con la corrección de las formaciones nacionalistas, esta en crisis o desaparecido para siempre. Se necesita una catarsis profunda de estructuras, métodos y personas en la vida pública, desde la propia institución monárquica a las reformas constitucionales que sea necesarias, y el desarrollo de las leyes electorales que deben propiciar una mayor participación de los ciudadanos y una menor burocracia en las organizaciónes.