El barco no se ha hundido

martes 21 de octubre de 2014, 21:41h

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Mariano Rajoy hace de la "salvación" de España la base de nuevas promesas en economía y en la lucha contra la corrupción.
La gran frase, el gran escudo con el que Mariano Rajoy se ha protegido ante los previsibles y duros ataques de la oposición parlamentaria en el De ate son el Estado de la Nacion es el de que con las medidas de recortes presupuestarios, subidas de impuestos, recortes sociales, reformas financieras y eléctricas y negociaciones con los poderes económicos de Bruselas, el FMI y el Banco Central europeo, lo que se ha conseguido es que ese barco llamado España, que amenazaba con zozobrar al inicio de la presente Legislatura, no se haya hundido. Algo imposible de comprobar de forma empírica ya que no existe moviola en la historia, pero que resiste mal las comparaciones con nuestro pasado más reciente y con lo sucedido en otros países de la Europa del euro.

Es verdad que estamos mejor que hace unos meses en cuanto a la prima de riesgo, pero no somos capaces de que baje de los 350 puntos básicos, algo que cuando se empezó a hablar de esta "pariente" nuestra tan famosa se consideraba un desastre. En empleo o en paro, que viene a ser lo mismo estamos más cerca de los seis millones que de los cuatro. En déficit público no vamos a poder cumplir con las revisadas hasta por tres veces previsiones gubernamentales y desde luego incumpliremos las exigencias de Bruselas, que nos tenderà una mano para alargar el plazo de cumplimiento.

Hemos mejorado en la balanza comercial, lo cual es bueno y saludable y por dos motivos que no permiten echar las campanas al vuelo: si nuestras empresas exportan más y son más competitivas ( por la caída de costes entre otras pequeñeces), es nuestra contracción en el consumo y nuestras menores importaciones las que completan el cuadro.

Los pensionistas han perdido poder adquisitivo. Se pagan más impuestos. Se invierte menos en educación e investigación. Se paga más en sanidad y farmacia. Se han ajustado y mucho las prestaciones sociales. Es el gran esfuerzo del que ha hablado el presidente, al que las promesas para 2014 no le van a ayudar mucho ante la oposición y sobre todo ante los ciudadanos. Es un problema de economía real, de percepción social y de confianza en la clase política, justo cuando se conocen más ajustes en sectores claves de la economía, como es el financiero; más concursos multimillonarios de acreedores como el de Reyal - Urbis; una huelga generalizada en la Justicia; masivas manifestaciones en la sanidad pública y por los deshaucios... Un panorama que tiene de todo menos del optimismo que el presidente del Gobierno ha intentado insuflar en su intervención en el Congreso.
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