DIFÍCIL PASO DE LA QE A LA QT
Se denomina a este proceso “ajuste cuantitativo” (QT), frente al de “expansión cuantitativa” (QE) que ha venido ocupando un espacio central en las políticas monetarias de los bancos centrales durante años. Actualmente la Reserva Federal tiene en su balance 5.8 billones de dólares en títulos del Tesoro, una cuarta parte de los 23 billones vivos emitidos. A ello se suman otros 2.7 billones de títulos respaldados por hipotecas.
Se estima que mediante este proceso habrá aligerado su balance por importe de 1 billón en el plazo de un año. Sin duda un impacto muy importante en la política monetaria. Se visualiza bien en el hecho de que el rendimiento de los bonos a dos años se haya multiplicado por 3.4 veces entre enero y mayo, teniendo en cuenta además el fuerte incremento del saldo de deuda que se ha producido desde el inicio de la crisis financiera.
¿Puede esto ser causa de desajustes del tipo de los que ya se han registrado puntualmente en el mercado de deuda norteamericano en los años 2014 y 2019, y desencadenar fuertes disfunciones que en el mejor de los casos obliguen a reconsiderar lo planificado? El riesgo de que se repitan este tipo de episodios es ahora mayor, más cuando el importe se multiplica y los agentes han de lidiar además con la subida de tipos oficiales y las disrupciones causadas por la pandemia y la crisis geopolítica.
Frente a lo que aparentaría una paulatina y ordenada ejecución del ajuste cuantitativo, no es un camino fácil de transitar. Puede no tratarse tanto de hacer una salida lenta, como de ejecutarla con la prevención de quién sabe que, ejecutada a esta escala, arriesga un colapso del mercado de bonos del Tesoro, arrastrando detrás a los mercados de renta fija del mundo
EL PRIMERO DE LOS VULNERABLES
En Europa, conforme se ajustan las expectativas, se van sumando evidencias de que la subida de tipos está a apenas dos meses vista. Aquí no puede hablarse todavía de QT, y sin embargo también se mira al pasado. Con la inflación en un récord del 7,5% en abril, empiezan a aparecer síntomas de tensiones de índole diferente al norteamericano, pero que recuerdan episodios del pasado en los mercados de deuda europeos.
Los mercados acusan la proximidad del tránsito y recuperan la vigilancia de la prima de riesgo. Es consecuencia de la discriminación que se evidencia más entre los más vulnerables, e Italia está en primera línea. Con una deuda que supera el 150% del PIB, una economía muy debilitada, y unas elecciones en el horizonte (marzo 2023) en las que desaparece el bálsamo Draghi, el rendimiento de los bonos italianos ya triplica el alemán, y cuando comiencen las subidas, serán parte de un ciclo.
Poco se habla hasta ahora del tipo de cambio, pero el gobernador del Banco de Francia decía el viernes que hay que “observarlo detenidamente” y que “un euro demasiado débil iría contra nuestro objetivo de estabilidad de precios”. Síntomas del final de la fiesta.