NO ES EL MÁS DOLOROSO
La inflación es una seria amenaza al crecimiento económico, con impacto mayor en los niveles más bajos de renta y, como en economía se trata de elegir, un criterio puede ser el del mal menor o, dicho de otro modo, el que maximiza el bien común. En todo caso, se trata de hacer frente a un inesperado proceso inflacionista, al que los bancos centrales no son ajenos, y que, de persistir, amenaza a la sociedad en su conjunto.
Además de atender a lo ya acontecido, se trata también de responder a las incertidumbres que puedan surgir y de gestionarlas con un determinado criterio de reparto. Hay distintas opciones de política económica, pero todas han de desarrollarse dentro del marco de la Unión Europea. La eurozona, por detrás en el proceso de recuperación respecto a los EE.UU. y directamente afectada por la crisis de los precios de la energía, opta por mantener en suspenso las reglas fiscales en 2023, prolongando así el largo periodo de políticas fiscales expansivas, al tiempo que el BCE se dispone a iniciar un lento proceso de ajuste monetario que, según descuentan los mercados, habría de poner fin a la QE en el tercer trimestre de este año, y conducir los tipos a un nivel neutral que se acepta que para la eurozona se encuentra en el rango entre el 1 y el 2%. Ese parece ser el objetivo y no puede decirse que sea el más doloroso.
Es en este marco en el que el gobernador dio por hecho que los tipos de interés subirán por primera vez en julio, sugiriendo que no hay mucho lugar a sorpresas, que en su opinión solo añadirían más incertidumbre a los agentes económicos. Avisó también de que en el marco de la revisión de previsiones que anunciará este jueves el BCE tras su reunión, el Banco de España revisará a la baja sus anteriores estimaciones de crecimiento.
SIN SINTOMAS EVIDENTES
Incertidumbre, debate político, tipos de interés al alza, inflación, revisiones de crecimiento a la baja, … Así relatado, es normal que en las empresas se discuta sobre el escenario con el que se afrontará la vuelta de verano y predomine cuando menos la cautela. No en vano España es el país de peor desempeño entre los cuatro grandes de la UE tomando como referencia el inicio de la pandemia.
Sin embargo, no hay síntomas evidentes de catástrofe próxima alguna. Los indicadores apuntan a una temporada turística que puede quedar muy cerca de los niveles récord previos a la pandemia, los PMI manufacturero, de servicios, y compuesto, siguen en fase expansiva, las ventas minoristas continúan recuperándose después de los fuertes descensos de enero y febrero, y la confianza del consumidor registra en abril su mayor incremento mensual de la serie histórica. Aunque difícil de sostener, se crea empleo a un ritmo anual del 5%, los salarios suben con relativa moderación, y se mantiene una importante bolsa de ahorro generada durante la pandemia. Hay preocupación, pero no evidencias.
Pero las cosas pueden cambiar si nos adentramos en una espiral inflacionista, y esto es de lo que advierte el gobernador. Lo normal. Está para eso.