La preocupación de Ayuso es la esperanza de Juan Lobato, el previsible candidato del PSOE, salvo que Pedro Sánchez cambie de opinión. Sin la fuerza electoral de los alcaldes socialistas y sus socios las posibilidades del secretario general del PSM son prácticamente cero ante la fuerza demostrada por la actual presidenta hace ahora un año.
Si la estrategia de la izquierda se basa en trasladar el voto local de los grandes municipios al voto autonómico; la estrategia de la derecha es justa entre la contraria: influir desde el poder autonómico de Ayuso y su “ imagen global” en el voto de la mayoría de los 179 pueblos de la Comunidad. Se trata de ganar pero también de gobernar y evitar lo que le ocurrió al PP en 2019 en Alcobendas, uno de sus feudos tras años de gobierno socialista, que la negativa a prescindir del entonces alcalde y candidato, Ignacio García de Vinuesa, tal y como le pedía Ciudadanos, hizo que el apoyo “naranja” le diera la alcaldía a Rafael Sánchez.
Más que en ninguna otra Comunidad las elecciones de mayo de 2023 van a ser más plsbiscitarias que nunca. Se votará más en clave nacional, a favor o en contra de la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. esa es la mejor baza de Ayuso, la de la confrontacoón permanente con el secretario general del PSOE dejando “fuera de cámara” a sus adversarios de la izquierda, ya sea a Juan Lobato o a Mónica Garcia, la representante de Más Madrid que logró alzarse con el liderazgo de la oposición.
En esos once Ayuntamientos que “cercan” la capital va a estar la clave del resultado de las urnas. En ese millón seiscientos mil habitantes que suman los municipios de Móstoles, Alcorcón, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Parla, Pinto, Alcalá de Henares, Alcobendas, San Sebastían de los Reyes y Rivas puede que Díaz Ayuso vuelva a alcanzar la gloria o de un paso atrás en su hasta ahora fulgurante carrera política. Está dispuesta a dejar que Vox entre en un futuro Gobierno, al igual que lo ha hecho la formación de Santiago Abascal en Castilla y León y, previsiblemente, en Andalucía. No hay reparos o barreras ideológicas.
Desde su despacho de la Puerta del Sol quiere mantener los 65 diputados que tiene en la actualidad en la Asamblea y crecer por las deserciones que haya en la dividida izquierda, ya sea cambiando de votos o aumentando la abstención. Logró derrotar en solitario a toda la izquierda y los 13 representantes de Vox le proporciona una sólida mayoría absoluta. Con tres diputados autonómicos más no necesitaría a Rocio Monasterio y sus votos. Sería el círculo perfecto para los cuatro años de Legislatura, convertida en el gran referente de futuro de la derecha española.
¿Quién le puede estropear esos cáculos?, ¿ a quién tiene miedo electoral ?. A un puñado de alcaldes que van desde Sara Hernández, en Getafe, a Alberto Gómez, en Galapagar, de Natalia Posse, en Móstoles, a Ramón Rodríguez, en Parla, de Narciso Romero, en San Sebastian de los Reyes, a Javier Ayala, en Fuenlabrada, de Natalia de Andres, en Alcorcón, a Javier Rodríguez, en Alcalá de Henares. A muchos de ellos,sobre todos a los del eje Sur no les convence el candidato Juan Lobato, pero siempre será mejor un compañero de partido en el Gobierno que a la lider de la derecha. Y eso mismo piensan Mónica García e Iñigo Errejón, este último encantado por haber encontrado en Yolanda Díaz la mejor compañera para terminar su venganza contra Pablo Iglesias, su viejo amigo y compañero en la fundación de Podemos.
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