Si se mira la historia política y económica española descubrimos diez semejanzas que pueden parecer imposibles peor que llegan a asustar de verdad cuando se mira a la España que salía del franquísmo y se comparan los sucesos del 23 de febrero de 1981 y lo que ocurrió durante la crisis que llevó a la intervención del Banco Popular de Emilio Saracho, primero, a su venta al Santander de Ana Botín, después, y a la larga cadena de pleitos que amenazan a los nuevos dueños de la entidad, a sus antiguos gestores, al FROB, al Banco de España y al gobierno de Mariano Rajoy, con extensiones hasta el Banco Central Europeo que presidió Mario Draghi, el mismo que hoy preside el
Gobierno italiano y procura aprovechar las ventajas en el norte de Africa que le “ ofrece” la mala política exterior de este país al que desde Argelia son capaces de “ poner a caldo” al ministro Albares.
Italia no está sola en el reparto del inesperado botín hispano. Alemanes y franceses le acompañan mientras apoyan desde la UE y con ironía política a esta España que recuerda y mucho a la de comienzos del siglo XVIII.
Para aquellos que duden de las similitudes y hasta piensen que es una mera provocación literaria, carente de base efectiva voy a enumerar los dos acontecimientos en paralelo y el comportamiento que tuvieron y tienen cada uno de los protagonistas, que son muchos y comparables en todas las situaciones en las que se han movido:
1.- Antes del 23F , al igual que antes de la solución definitiva para el Banco Popular se daba una crisis institucional muy fuerte, que amenazaba al sistema en su conjunto y que hundía sus raíces en los cambios que se estaban produciendo en España hace 35 años y en el sistema financiero español acosado por el derrumbe inmobiliario y la caída de tipo, hoy. Hubo agentes externos al país y al sistema de igual manera que los ha habido en estos últimos meses.
2.- Existieron antes, durante y después de ambas crisis, campañas mediáticas muy fuertes que agravaron el problema y con intereses muy parecidos, de tal manera que sólo existiera una solución posible pese a que hasta el último minuto las apariencias dejaran un lugar a otros resultados. Mera apariencia. Se trataba de cambiar a unos protagonistas a los que se culpaba de no saber encontrar las soluciones que demandaba el país.
Basta con leer y oír lo que se publicaba y radiaba en la España del inicio de la Transición, con Almendros incluidos, y lo que se ha estado publicando, radiando y televisando ( redes incluidas ) sobre la necesidad de nuevas reformas y concentraciones en el sistema financiero español, sobre el que se sigue demandando nuevas fusiones.
3.- Había dos liderazgos discutidos, el de Adolfo Suárez en 1981 al frente del gobierno y de la UCD; y el de Angel Ron en 2016 como presidente del Popular, a los que se menospreciaba y eran atacados tanto dentro como fuera de su propio partido y del propio banco. Uno y otro habían "heredado" el poder y se les acusaba de todos los males, entonces del país, hoy de la entidad financiera, sin que las medidas que tomaron pudieran llevarse adelante por las zancadillas que recibían desde todos los ángulos, sin poder comprobar si hubieran resuelto los problemas de los que se les acusaban.
Suárez se distanció de Torcuato Fernández Miranda y de Juan Carlos I; Angel Ron lo hizo de Javier Valls, primero, y de los inversores mejicanos y chilenos más tarde. La muy alargada sombre del Vaticano afectó a los dos,dada la relación que habían tenido en su ascenso al poder con el Opus Dei, el primero de la mano de Herrero Tejedor y el segundo de la del "florentino" Luís Valls
4.- La división política interna en la UCD y la financiera en el Popular se fueron gestando entre las distintas familias e intereses que representaban, con marcado carácter ideológico en el primer caso entre antiguos falangistas como Rodolfo Martín Villa, democristianos como Oscar Alzaga, socialdemócratas como Francisco Fernández Ordóñez, y liberales como Joaquín Garrigues Walker. En el segundo de los casos se vuelve a notar el enfrentamiento entre variantes de los primeros, con los Legionarios de Cristo y el Opus, por un lado; los vaticanistas, por otro, y los liberales que pueden representar Allianz y los fondos de inversión internacionales como terceros en discordia.
La inmediata presencia del bufete de Javier Cremades y Calvo Sotelo y del consejero de Isabel Díaz Ayuso, Javier Fernandez Lasquetti, al frente de las primeras querellas contra el Popular y lo que consideran "usurpación" de la entidad son unas estupendas pistas para entender lo sucedido desde el punto de vista de parte de la jerarquía eclesiástica, al igual que las ventas precipitadas de acciones en las semanas anteriores a la intervención de las autoridades bancarias y la venta del Popular por un euro.
5.- Había en 1981 varios adversarios externos que veían en la caída del gobierno de Suárezy el posterior desmoronamiento de la UCD el mejor de los caldos de cultivo para su propio crecimiento y su llegada al poder, tanto por parte de los socialistas de Felipe González como de los aliancistas de Manuel Fraga e incluso los comunistas de Santiago Carrillo y los nacionalistas de Jordi Pujol y Xavier Arzallus. Las dos elecciones ganadas por Adolfo Suárez cerraban una primera etapa de transición entre el franquismo y la monarquía democrática.
En 2016 y 2017, con la renovada crisis financiera resuelta a medias con los 60.000 millones de ayudas públicas a la banca española, de los que se perderán la mayor parte con cargo a las arcas públicas, y los consejos del BCE sobre necesidades de nuevas medidas que han llevado a una mayor concentración en nuestro sistema financiero, tanto el Santander de Ana Botín, como el BBVA De Francisco González y Carlos Torres a La Caixa de Isidre Fainé, Ignacio Goirigolzarri y Gortazar, con los "añadidos" del Sabadell de Josep Oliú, ya se han beneficiado de la caída de un competidor directo. Más uno que otros, al igual que le pasó al PSOE de la mayoría absoluta de Felipe González.
6.- Antes de la caída de Suárez y de la caída de Ron se fueron sucediendo reuniones, conversaciones, auténticos complots de diversa índole que, con distintas metas y protagonistas, sirvieron para que la solución final planificada y buscada se produjera. El 23 F fue el resultado de al menos cuatro "golpes" pero todos y cada uno de ellos controlado por los servicios de información españoles, bajo la batuta del entonces comandante Cortina, vertebrador de todos los informes y actuaciones que pasaban por lo que luego el general Manglano transformaría en el CESID y hoy en el CNI, y la necesaria autorización de algunos de sus superiores, que jugaron varias partidas a la vez con las cartas marcadas.
La crisis del Popular se ha movido bajo los mismos principios: protagonistas que creían en un final que les iba a favorecer - ya fuera con la venta o la fusión que elevaría el precio de las acciones - se vieron arrollados en un sprint final de 72 horas y comprobaron como sus esfuerzos servían en bandeja la solución final a los que controlaron el proceso desde el primer momento. Si el teniente coronel Tejero cumplió su "misión", que no era la que él esperaba al entrar armas en mano en el Congreso; lo mismo cabe decir del empresario mejicano Del Valle y la inestimable ayuda de la independiente Reyes Calderón. Una pregunta que es obligado hacer: ¿Quien ha querido en 2017 ser el elefante blanco, algo que nunca asumió en público el general Alfonso Armada?. Puede que otro gallego con galones de "general" bancario.
7.- En ambos casos se buscó una solución coyuntural con la dimisión de sus presidentes: Adolfo Suárez y Angel Ron, dimisiones que no sirvieron para detener la crisis y que aceleraron el proceso de destrucción interna y estructural, dando nuevos motivos a los adversarios para justificar y llevar adelante sus planes. Leopoldo Calvo Sotelo aceptó ser la transición hacia otras elecciones con Landelino Lavilla como futuro candidato de la UCD. En el Popular, Emilio Saracho creyó que su misión era preparar una fusión o compra con otra entidad y puede que hasta soñara con "ganar" la salvación de las siglas. Se equivocó y le equivocaron: ni el Sabadell podía, ni a Caixabank le dejaban, ni el BBVA estaba dispuesto, y a Bankia no podían obligarla. Quedaba un único candidato, el principal "partido" de la oposición, el Santander.
8.- Los sustitutos de uno y otro presidente cumplieron la función de "limpiar el sillón por la sangre vertida" y dejar al gobierno y al partido de UCD, primero, y al Banco Popular, después,listos para ser destruidos y camino de la desaparición pese a las dos victorias electorales de la formación política y el haber sido un banco ejemplar durante decenios en el caso de la entidad financiera. Sustitutos vistos desde el origen como provisionales y meros instrumentos hasta la llegada de los verdaderos protagonistas con opciones de futuro.
De la desbandada de UCD se nutrieron principalmente PSOE y AP. De la ruina del "Popu" y del gallego Pastor, el resto de la banca. Batallas que no han terminado como se ve por las medidas de protección tomadas más tarde con Liberbank y Unicaja, con las fusionaras Cajas, y las propias declaraciones del actual gobernador del Banco de España.
Actuaciones a nivel europeo que chocan con lo sucedido en la banca italiana y, por supuesto, en la alemana, a las que se les ha consentido programas de ayudas de las que se ha privado a nuestro país. Y ahí siguen al margen del color de sus gobiernos.
9.-Se produjo un cambio de liderazgo de forma definitiva, con evidentes ganancias para el más fuerte de los competidores: en aquellos años se transformó en la mayoría más absoluta que ha logrado un partido politico en España; y ahora el primero de nuestros bancos consolidó su poder dentro y fuera de las fronteras. No parece existir responsabilidad en los organismos regulatorios, muy al contrario: desde el BCE a los actuales Ministerios de Economia y de Hacienda se felicitan por lo bien que lo han hecho. De los teste de estrés, de los requisitos de Basilea, del continuo examen de las cuentas, ni el FMI, ni el BCE, ni la troika, ni el Gobierno...los únicos culpables, si es que hay alguno en concreto al final, serán los expresidentes.
10.- Si la llegada al poder del PSOE de Felipe González sirvió para muchas cosas quizás la más importante fue la consolidación del sistema que estaba naciendo, la democracia con una monarquía heredada y que necesitaba un gobierno de izquierdas para ganar la parte de legitimidad que le faltaba y que recobraba del último gobierno de la II República.
Ahora, bajo el auspicio del Banco Central Europeo y la Europa del euro, la concentración bancaria en nuestro país ha servido para avanzar en la concentración interior de las entidades, para empezar con la llegada de Ignacio Goirigolzarri, para "cerrar" el agujero de más de 20.000 millones de Bankia, que es tan sólo un capítulo más en la propia consolidación de la nueva y necesaria segunda Transición bajo el reinado de Felipe VI.
Los poderes financieros son prácticamente los mismos, la crisis identitaria de Cataluña y Euskadi, y en menos medida, Galicia, aparece con nuevos bríos, y el agujero de las cuentas del país multiplica varias veces el agujero de principios de los ochenta hasta llegar al billón y medio de euros, imposibles de pagar.
Si queremos llegar a una conclusión tras estas diez "coincidencias" o semejanzas tendremos que aceptar que la historia de los grandes cambios en esta España que parece a veces tan diferente, no lo es tanto y basta con enumerar hechos y basta con colocar a los protagonistas unos frente a otros para ver que las semejanzas son muchas y no siempre positivas. La capacidad del poder para colocar "cataratas" a los ojos de la sociedad y que los ciudadanos perciban aquello que les afecta dentro de una nebulosa parece infinita.