Hoy, los futuros candidatos de esa izquierda que aparece desconectada de la realidad, por más actos que organice desde el mayoritario socialismo debe comprender que sin Mónica García y los votos que consiguieron los seguidores de Iñigo Errejón, que lograron “pasar por la izquierda” al PSOE del profesor Gabilondo, todos los intentos del socialismo madrileño por ganar al PP que lidera en Madrid de forma clara Isabel Díaz Ayuso, con el alcalde Martínez Almeida como reconvertido lugarteniente, serán inútiles.
El duo que se perfila como ticket electoral para el mayo de 2023, Juan Lobato como aspirante a la presidencia de la autonomía y Mercedes González como candidata a gobernar en el Ayuntamiento de la capital del Reino, con todas las bendiciones de Pedro Sánchez, aparece hoy como insuficiente para vencer. Los últimos resultados en las urnas lo dejaron bien claro. Madrid, en general, vota a la derecha en su conjunto y salvo “milagro” en los grandes Ayuntamientos de la perifería eso es lo que pasará dentro de once meses.
Desde el poder autonómico que hoy “reina” en la Puerta del Sol ven un mapa de la Comunidad teñido de azul; el mismo mapa que hace tres años tenía el rojo en casi todos sus Ayuntamientos. Lobato tiene un largo camino político por delante. El no es el culpable del “adelantamiento” que les hizo Mónica García por la izquierda, pero sí tiene en sus manos la responsabilidad de construir su propia alternativa. Para ello, y al margen de lo que sume la Delegada del Gobierno, debe negociar y conseguir que el “declinante” batiburrillo ideológico que representa Unidas Podemos de varios pasos hacia atrás y que asuma que la herencia de Pablo Iglesias estaba tan condenada al fracaso como lo está el “Sumar” de Yolanda Díaz. Más vale que escarmiente en la cabeza ajena de Juan Espadas en Andalucía que en la suya propia.
La batalla de Madrid será la más importante de todas las que se den en España el 28 de mayo de 2023. Lo que ocurra ocuoará los análisis y comentarios de todos los medios nacionales e internacionales. Vencer o perder ante Isabel Díaz Ayuso significará tener un futuro o renunciar a él. Misión difícil pero no imposible. Desde luego, con visitas a las agrupaciones municipales del PSOE no lo va a conseguir. Cero rentabilidad, al igual que ha sucedido este pasado fin de semana con el cónclave municipal en Madrid organizador por Mercedes González. Así no se ganan unas elecciones y ni siquiera se obtiene una honrosa derrota. Se pierde por goleada.
En las otras esquina políticas de la izquierda ocurre lo mismo. Lo conseguido por Mónica García no se va a repetir. La solución la tienen en los Ayuntamientos, en la política y las ofertas que puedan hacer y protagonizar los alcaldes o los dirigentes de las distintas formaciones, desde Más Madrid a Izquierda Unida, e incluso el viejo PCE de siempre, hasta los movimientos sociales, ecológicos y feministas.
Un programa consensuado, que aborde los problemas reales y cotidianos de los ciudadanos y se olvide de temas de identidades de género y reinserciones de emigrantes, venganza de Sudamérica o de Ucrania, puede sonar a muy poco de izquierdas, pero sin poder no hay programa que llevar a la práctica. Menos literatura univesitaria y más contacto con los pequeños y medianos empresarios, con los trabajadores autónomos, con la realidad de las familias. Si la izquierda quiere plantar cara a Díaz Ayuso y a Núñez Feijóo tiene que pensar en el español medio, que es exactamente lo que ha hecho y está haciendo el Partido Popular.