Se rescatarán textos, declaraciones, sumarios, videos, fotografías, investigaciones legales e ilegales, todo el material que ya han acumulado para las sucesivas batallas que se van a producir. España convertida en un remedo de Ucrania, con sus autonomias tomado el relevo del Donbas español - sin destrucción armada, pero sí política - con Cataluña de nuevo como una imitación apresurada de Crimea, y Jerson sirviendo de imagen a los incendios que asolan la Comunidad Valenciana.
De nuevo vemos a la “ tranquila y sosegada” vicepresidenta primera atacando al presidente del PP y comparando el uso del Falcon con la vieja foto de Feijóo subido a la lancha del condenado narco gallego Marcial Dorado, una imagen que resucitarán desde el Gobierno y desde el socialismo tantas veces como crean que les hace falta. Desde el otro lado de la red veremos desfilar por las portadas de los medios de comunicación la petición de indulto para los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Serán los misiles de largo alcance pero sin descartar la batallas de infantería en los miles de Ayuntamientos españoles.
La presidenta madrileña se mantendrá en su arriesgado papel de Volodomir Zelensky frente al “malvado “ invasor de competencias que es para élla Pedro Sánchez. Ningún territorio, ni dirigente político van a estar a salvo de los ataques. Cualquier material inflamable se utilizará, de la misma forma que se utilizarán los medios de comunicación, desde las televisiones a las redes sociales como guerrillas al servicio del ejército partidista de turno.
Va a ser la gran guerra de los dos grandes, los dos buscando apoyos que envíen ayudas a PSOE y PP. Vascos y catalanes, de derechas e izquierdas, se convertirán en socios de esa OTAN política e hispana que se organizó en torno a la moción de censura, con las mismas dudas que puede tener la Organización del Tratado del Atlántico Norte con Turquía, Polonía o las peticiones de los países del Norte europeo, desde Suecia y Finlandia a los Países Bálticos. No es exageración, los dirigentes políticos se mueven por parecidos impulsos e imitan comportamientos aunque los escenarios de actuación sean distintos.
Los unos y los otros van a estar mediatizados por las crisis que ya estamos viviendo y que se van a acentuar, desde la energética a la alimentaria, desde la financiera a la social. España y Europa van a padecer las crisis de la globalización y, también, las electorales que van a tener lugar a ambos lados del Atlántico, con las Legislativas norteamericanas que pueden acabar con la caída en picado de los demócratas de Jor Biden, y el resurgir de los seguidores republicanos de Donald Trump; y las más cercanas elecciones en Italia, tras el nuevo desastre del “mago” Draghi, y las británicos tras deshacer o romper los conservadores el nudo gordiano que les ha dejado Boris Johnson. Ejemplos visibles y muy directo para el resto de países europeos
Nosotros, los españoles, no podremos dejar de mirar al norte de Africa, con las posiciones políticas y estratégicas que estamos perdiendo en Marruecos y Argelia, que llegan hasta Guinea y Nigeria y las rutas del gas; ni las que ya hemos perdido en la América de habla española, en la que confirmarse el triunfo de Lula da Silva en Brasil va a estructurarse el llamado “Grupo de Puebla”, de marcado caracter izquierdista y hasta marxista. un frente éste último en el que, curiosamente, habrá una pelea entre dos modelos del socialismo español, el de Rodríguez Zapatero y el de Felipe González, una “curiosidad” más de la actual situación interna del PSOE; junto a ellos nos volver esos a encontrar sí o sí con un renacido liderazgo internacional de Pablo Iglesias para esos menesteres que profundizará en la clara ruptura en la coalición de Unidas Podemos.
Ya habrá tempo para hablar de paro, de las pensiones, de la educación, de la sanidad… temas menores cuando los partidos y formaciones política se ponen a negociar y hacer listas de candidatos, y los asientos del poder en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas se convierten en lo más importantes para miles de españoles que basan su supervivencia económica en estar sentado/a en ellos. Aquí y de nuevo, la Europa de esta “Montaña Mágica” que describió Thomas Mann, que curiosamente comenzó a escribir en ese “sanatorio financiero” en que se ha convertido Davos - que en 1924 era el sanatorio en el que estaba interna da su esposa -y que apenas es reconocible tendrá que dar muchas marchas atrás y adelante, sin un claro conductor al volante que impida que la declinante burguesía europea termine en el despeñadero.