Los 8 representantes españoles en el Grupo de influencia y apoyo que nació en la localidad mejicana de Puebla hace tres años van a festejar, junto a otros 132 dirigentes políticos, el regreso al poder del líder del Partido del Trabajo brasileño. Junto al México de López Obrador, la Argentina de Alberto Fernández, el Chile de Gabriel Boric, la Colombia de Gustavo Petro, el Perú de Pedro Castillo, y la Venezuela de Nicolás Maduro, vamos a ver a Irene Montero, a Yolanda Díaz y al ex presidente Rodríguez Zapatero, el político que mejor se mueve por las turbulentas aguas iberoamericanas, casi un “ representante” oficial de Pedro Sánchez y el PSOE. De ahí su justificada ausencia de la celebración en Sevilla junto a Felipe González de la primera victoria socialista en 1982.
Muy lejos queda la proclama del presidente Monroe exigiendo que la America del Sur era una especie de sucursal de la del Norte, una idea que pasó de presidente norteamericano a presidente norteamericano con Theodore Roosevelt, Richard Nixon, los dos George Bush, padre e hijo. El cambio se ha producido y es casi imposible que se vuelvan a dar los casos de Chile con Pinochet, de Panama con Somoza o los de las islas de Cuba o Granada.
Las consecuencias del dominio de la izquierda en Iberoamérica, en la casi totalidad de los 18 países que la componen, van a extenderse por todo el mundo, desde Asía a Europa pasando por Africa. Ventajas geo estratégicas para la Rusia de Vladimir Putin y la China de Xi Jianping que se notarán de inmediato en la guerra de Ucrania y en la tensión en Taiwán. Los grandes bloques se han movido y el peor situado es el que integra a Europa y dentro de él a España.
Posición de privilegio para la izquierda española y mala para nuestra derecha, con repercusiones financieras y empresariales que tendrán que considerar desde el Banco Santander a Telefónica, Iberdrola o Indra. Miles de millones en juego para los próximos años y cuyo destino final dependerá de las influencias. Territorio de los grandes lobbys que representan a los gigantes de los fondos de inversión y también a los que tienen ideología en sus nombres como es la Internacional Socialista, ese súper club que presidirá dentro de un mes el presidente del Gobierno español.