La pronosticada desaceleración de la economía norteamericana ya está aquí. Lo confirman los indicadores retardados de diciembre, los últimos en publicarse. La producción industrial, excluyendo vehículos y alta tecnología, cayó un 1,3% mensual, después de la caída de 0,9% en noviembre. Tres descensos consecutivos llevarán a la Reserva Federal a pensar que la recesión está a las puertas.
Ya tenemos 2/3. Además, la utilización de la capacidad productiva cae por segundo mes consecutivo al 77,5 %, su nivel más bajo desde principios de 2021. Este indicador es, cuando sube, uno de los críticos para que la FED considere que se acrecienta la amenaza de inflación. Ignoraron su subida desde 2020 y tuvieron que salir velozmente a sofocar el fuego en 2022. Ahora cae.
También las ventas minoristas se contraen. Lo hicieron en diciembre en un 1.1% mensual, su mayor descenso desde diciembre de 2021. En noviembre retrocedieron un 1%. Los consumidores achacan a la inflación el menor gasto en bienes de consumo. Afecta con carácter general: grandes almacenes, (-6.6%), mobiliario (-2.5%), automóviles (-1.2%) y tecnología (-1.1%). Lo compensa en parte el incremento de la demanda en servicios, algo común tras la pandemia.
ANTES DE LO PREVISTO
Preguntados por su cartera de pedidos, los industriales responden a la Reserva Federal, y así lo recoge su “Libro Beige” de enero, que “generalmente esperan poco crecimiento en los próximos meses” y muchos destacan que el ritmo de incremento de precios continua en desaceleración. Coincide en esta lectura con lo que se deduce de otras encuestas.
Caben pocas dudas de que la economía y la inflación se están desacelerando. Hablamos de datos de diciembre y opiniones de enero, pero son consecuencia de decisiones de restricción adoptadas meses antes, porque la respuesta de los datos exige un retardo. La recesión no está aquí, pero está a las puertas. Nos falta un mes, y que el mercado de trabajo confirme un descenso de la demanda laboral. Una vez que la economía empieza a perder fuerza, la recesión siempre llega antes de lo previsto.
YA COMPROMETIDA
Hasta donde irá el retroceso y que significan estos datos para la política monetaria, es algo que tendrá que debatir la Reserva Federal entre el 31 de enero y el 1 de febrero. Sería una sorpresa enorme que no subiese los tipos, pero será momento para evaluar si se ha alcanzado el punto en el que es prudente poner en pausa nuevos incrementos.
Un alza puede considerarse ya comprometida, y es demasiado el riesgo de sorprender sin mover ficha tras lo ofrecido en su diagrama de puntos de diciembre, de modo que la decisión de consenso puede estar en subir 25 pb. y ya veremos si tienen la convicción y el consenso suficiente para anunciar una pausa. ¿Más allá?, para eso necesitará un mínimo de tres meses de un mercado laboral en desaceleración. Solo entonces empezarán a dibujar en el horizonte la posibilidad de un recorte de tipos. Si fuese así, estaríamos ante una aceptación tácita de una inflación entre el 3% y el 4%; dicho de otro modo, una renuncia a regresar al 2%.
Todo esto vendrá después en Europa, porque se empezó más tarde, aunque la actividad sufrió antes. Ahora los indicadores van de menos a más. La actividad en emisiones de deuda corporativa preludia que la expectativa de pausa en el alza de tipos está aquí más distante. En verano, todos alineados. Si todo va bien. Si no, tendremos que revisarlo casi todo.