Nos aseguran, sin ruborizarse, que son capaces de atisbar en el horizonte el resultado final de la superbatalla política a la que ya nos vamos a enfrentar. Depende del color del medio que la publique que se vea con más o menos optimismo a cada uno de los contendientes. Fluctúan entre los dos o tres puntos de diferencia y hasta se permiten colocar escaños. No es serio pero entretiene al personal y moviliza a los seguidores.
Por poner algunos ejemplos desde los extremos: en un medio considerado de izquierdas como es “Público” se afirma que la izquierda gana posiciones electorales, con el PSOE en cabeza; mientras que en la derecha, los votos que perderían Ciudadanos y Vox irían al Partido Popular.
Los dueños de los sondeos se han vuelto muy prudentes, lejos de aquellos pronósticos con Lis que deleitaba Carlos Malo De Molina, el más avispado de todos. Sin grandes cambios en conjunto. Ya tenemos la experiencia para saber que unos puntos en los lugares adecuados permitirán un pequeño baile de escaños en el Congreso, estén o no las citas electorales en el horizonte inmediato.
Las conclusiones de los últimos sondeos publicados indican que en el escenario nacional todo sigue igual, incluidos los partidos nacionalistas que pueden, y lo han demostrado, decidir quién se sienta en el gran sillón de La Moncloa. Vemos que la catalana ERC mantendría sus porcentajes, al igual que lo harían los vascos del PNV y Bildu. Los más pequeños ni se inmutan, cada uno con sus dos o tres diputados. Incluso con uno como Teruel Existe o Compromís.
Si en lugar de mirar al izquierdista “ Público” miramos al derechista “ OKDiario” la balanza cambia el volumen de votos de los platillos de todos los colores. Mientras que Unidas Podemos bajaría en escaños dependiendo de la unión o desunión que consigan, el PSOE podría perder hasta veinte sillones en el Hemiciclo del Congreso. El gran cambio estaría en la derecha, con el Partido Popular pasando de cien asientos y llegan incluso a los 139, con Vox perdiendo unis diez o quince y Ciudadanos desapareciendo por completo. En lo demás, ambas encuestas coinciden, tanto en el los seis del PNV como en el resto del reparto.
Son los primeros sondeos que se publican tras el último e inverosimil publicado por el CIS. Vendrán en cadena en las próximas semanas. Así hasta que comiencen los sondeos regionales y las auténticas votaciones de cara al 28 de mayo. De la pandemia vírica que ya parece casi olvidada, hasta por el inefable Simón, hemos pasado a la pandemia electoral, con la pandemia bélica por medio.
Están presentes entre bambalinas ciudadanas las necesidades económicas y sociales del país y las exigencias que nos pone siempre Europa para mandarnos la enorme cantidad de financiación que necesitamos.
Una simple mirada a los apoyos que reciben en los sondeos la posición de cada partido, en una recta que pasara del uno al diez, desde la izquierda a la derecha, la suma de unos y otros se acercaría a esa media en la que se comprueba que el gobierno se alcanza por los pactos que se consiguen en el centro, ese punto en el que se siente tan cómodo el PNV desde hace 40 años.
No se cansan, ni desfallecen los protagonistas políticos en sus peleas de barro, personalizadas o desde sus respectivas formaciones por el puesto en las listas en cada una de las provincias. De ir el segundo o el tercero puede depender el tener o no escaño y todo lo que eso significa. Ese virus electoral es el más viejo de todos y no tiene vacuna, ni tratamiento.