España está cada vez más retrasada en la financiación pública de las terapias para el cáncer. Tan solo el 28% de las terapias recomendadas por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) cuentan con financiación pública completa, según el último Oncoindex. Los tratamientos para el cáncer colorrectal y el cáncer de hígado, entre los menos financiados
Según el último informe del Oncoindex, indicador desarrollado por la Fundación Alivia, tan solo el 28% de las terapias oncológicas recomendadas por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) cuentan con financiación completa en nuestro país. Esta cifra ha bajado respecto al trimestre anterior, cuando el porcentaje de medicamentos financiados era del 30% y ha llevado a España a perder posiciones respecto al resto de países europeos en el acceso a los tratamientos oncológicos, bajando de una valoración de 55 puntos a 48 puntos sobre 100.
Además, entre los tratamientos más afectados por este descenso se encuentran los indicados para enfermedades tan prevalentes como el cáncer colorrectal (41,67% menos el anterior informe) y el cáncer de hígado (39,99% menos). Según la Red Española de Registros de Cáncer, el cáncer de colon es uno de los más diagnosticado en España, con alrededor de 43.000 nuevos casos al año.
Otros datos que ofrece el último informe de la Fundación Alivia incluyen el número de terapias oncológicas financiadas con restricciones (45%) y aquellas que no disponen de ninguna financiación (27%).
El Oncoindex es un indicador que se basa, en primer lugar, en los fármacos registrados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) durante los últimos 15 años. De entre estos medicamentos autorizados, Oncoindex muestra una lista de tratamientos de eficacia contrastada incluidos en las recomendaciones de la ESMO.
Para Asensio Rodríguez, director de la Fundación Alivia en España “el proceso de financiación pública de los tratamientos para el cáncer en nuestro país, que han demostrado su eficacia y ya están usando en otros países, carece de agilidad y está sujeto a numerosas trabas burocráticas. Esta lentitud está perjudicando a miles de enfermos que podrían beneficiarse de estas terapias y mejorar de forma significativa su calidad de vida”.
“Para los pacientes se trata de una batalla a vida o muerte y deberían poder contar con todos los recursos existentes para tener mayores oportunidades de supervivencia”, añade el directivo.