Ciudadanos llegará moribundo, como organización política, a las elecciones del 28 de mayo. Se habrán dado de baja o se habrán marchado a las listas del Partido Popular la mayor parte de sus representantes en las Instituciones y, por supuesto, la inmensa mayoría de sus votantes. Inés Arrimadas se quedó como portavoz en el Congreso como una forma más de arrinconar a quien era su segundo, Edmundo Bal. Colocó y apoyó a su “media” sustituta, la mallorquina Patricia Guasp, y al nuevo Secretario e real y eurodiputado Adrían Vázquez, dos muy Ilustre desconocidos que serán los que firmen las actos de defunción del partido.
La voracidad del partido Popular en estos próximos cuatro meses se va a notar en todas las autonomías y en todos los Ayuntamientos. Allí donde exista un representante de Ciudadanos va a aparecer una oferta de “ integración o muerte” política. Begoña Villacís, que era el rostro más visible de ese centro político y liberal, que en su condición de segunda del alcalde de la capital del Reino más podía interesar a la cúpula popular que dirige Núñez Feijóo, se encontró con el muro que había levantado en menos de 24 horas la presidenta Ayuso.
Nada de andarse con rodeos o esperar a que las conversaciones de Villacís con Bendodo pudieran terminar en una integración de la representante de Ciudadanos en una de las dos listas que van a competir en la Comunidad de Madrid, la autonómica y la municipal. Ayuso ya le ha dicho, a élla y a Feijóo que no la necesita, que todo lo que necesitaba de la formación naranja ya lo tenía y que la vicealcaldesa no le aportaba nada de nada. La rueda de prensa posterior de ésta, asegurando que se mantenía en Ciudadanos, de dónde núnca se había ido, es otro de los últimos capítulos de esta tragicomedia, la misa que siempre ha acompañado a todos los intentos de construir un centro político alternativo al PP y al PSOE.
Si mala para la pluralidea política que asomó en 2015 es la previsible extinción de Ciudadanos, con sus dirigentes de todo tipo mutando y evolucionanao hacia la derecha del PP, la izquierda del PSOE o la abstención letárgica a la espera de nuevos tiempos; igualmente mala es la descomposición de la abultada izquierda que nació en esas mismas fechas. Parece que dentro de unos meses el bipartidismo habrá iniciado su lento pero imparable retorno en torno a socialistas y populares y que, bajo los efectos de la Ley D`Hont, quiere dejar a dos pequeños referente a su izquierda y a su derecha. Otra forma de definir el centro o por lo menos de aparentarlo.