Los datos de empleo y de precios de junio en poco cambian, si no es a favor, la decisión de la Reserva Federal de mantener los tipos en junio, pero después de publicarse las actas de esa reunión, hay pocas dudas sobre que afrontamos en julio una nueva subida. Quizá sea una especie de compra anticipada de un seguro para que continúe la desinflación a base de generar condiciones cada vez más favorables a forzar una recesión, porque sin eso, devolver la inflación al 2% dista mucho de estar garantizado.
Las claves pasan a estar cada vez más en la economía y en adivinar si continúa o no frenándose, de modo que cabría pensar en que cuanto más y mejor resista, más probable será que los tipos puedan seguir subiendo. También en EEUU., e incluso después del verano.
Lo que empieza a ocurrir ahora es que la desinflación está endureciendo las condiciones monetarias al hacer subir los tipos de interés reales, al tiempo que se trata de llevar a cabo una reducción más rápida de la liquidez y de mejorar la trasmisión de la política monetaria. La atención va a estar cada vez más centrada en la marcha de la economía, y esta es de reacción más lenta que los precios, de modo que será todavía largo el tiempo de incertidumbre sobre hasta donde será necesario moderar el crecimiento para lograr una inflación de crecimiento estable al 2%. ¿Bastará una recesión leve o se tendrá que forzar una más profunda?
EUROPA SORPRENDE A LA BAJA
En la zona euro los precios siguen fielmente, aunque con retraso, la pauta de EE.UU. y por lo tanto los mercados prevén aquí más subidas. Sin embargo, el deterioro de la actividad es más evidente en Europa. Cabe por tanto que sea aquí donde la preocupación por el crecimiento llegue antes.
En las actas de la última reunión del BCE ya entran a valorar que el “Consejo de Gobierno…también tendrá que estar preparado para dejar de subir los tipos si así lo exigen los datos y el juicio”, y desde la reunión de junio, tanto los datos de inflación como los de actividad han seguido sorprendiendo a la baja.
Aquellos miembros de tendencia más moderada irán cambiando el tono. Algunos ya empiezan a hacerlo. Es verdad que son los representantes de Italia y Portugal, pero incluso el propio vicepresidente, que hasta hace muy poco enviaba mensajes de perfil más duro, admite que “la línea de meta está a la vista”. Pero hasta que los mensajes de cautela sean más amplios y mucho más intensos, en poco van a cambiar las expectativas de al menos dos subidas más.
Por medio, el verano, con tensiones de precios en los servicios más persistentes en los relacionados con el ocio, igual que ocurre en EE.UU. No es el caso de los servicios vinculados a la actividad industrial. Dicho esto, no podemos pensar que estamos cerca de alcanzar el punto de arranque de una relajación monetaria.
Estamos entrando en una fase caracterizada por la persistencia de tipos restrictivos, reducción de la liquidez y deterioro de la actividad económica. Las diferencias vendrán marcadas por esto último, de modo que no podemos dar por hecho la continuidad lineal de tendencias como la de estos últimos días de fuerte depreciación del dólar. Si la economía sufre antes aquí, y es lo que parece, la escalada del euro tendrá que moderarse y puntualmente revertirse.