Vendetas, venganzas de carácter personal y político que se veían venir desde que
Núñez Feijóo comprobó que su candidata no iba a ganar con o sin los votos del partido de
Santiago Abascal. La ruptura de la derecha ya está confirmada y quedan muchas Legislaturas, incluidas las autonómicas y locales por delante. Para empezar el llegar a un acuerdo en Murcia, que sigue pendiente con L
ópez Miras en el centro del huracán.
El ministro de Exteriores, Albares, ya se encargó de dar a Puigdemont el primer pago de buena voluntad que exigía el ex presidente de la Generalitat al presentar en el Parlamento de Estrasburgo la petición de reconocimiento de las otras lenguas cooficiales de España. Carles Puigdemont insiste en que los votos para la presidencia del Congreso no tiene por qué ser los mismos para la presidencia del Gobierno pero se deberán parecer y mucho.
Victoria tranquila del actual presidente y Secretario General del PSOE y derrota mal digerida por parte de Feijóo y su equipo, que pueden presumir de la presidencia del Senado con Pedro Rollán, que también fue presidente autonómico, en este caso de la Comunidad de Madrid.
Con la mayoría de la Mesa del Congreso asegurada para la “progresista “ coalición de la izquierda y los nacionalistas, quedan las citas con el Rey para fijar una fecha del debate de investidura, con Sánchez como candidato, que de producirse y sea cual sea el resultado en primera o segunda votación lo más probable es que mantenga al actual líder del PSOE en el palacio de La Moncloa, con nuevo Gobierno y nuevas responsabilidades para un remozado equipo económico y un reforzado liderazgo de Yolanda Díaz.
Pedro Sánchez y los socialistas han conseguido todos los votos con los que podían contar, los 178 que vienen de la suma de los 121 del PSOE, los 31 de Sumar, los 6 de Bildu, del 5 del PNV, los siete y siete de ERC y Junts y el solitario del BNG. Por su parte a Cuca Gamarra la respaldaron los 137 de su partido y los dos de UPN y Coalición Canaria. Le faltaron los 33 de Vox, que por la negativa de Feijóo a que consiguieran un puesto en la Mesa del Congreso, como tercera fuerza más votada en las urnas, evidencia que las consecuencias de esa ruptura puede llegar más lejos.
Un líder sale reforzado y otros debilitado. Es un primer dibujo y habrá que esperar a ver el cuatro terminado de verdad, dentro de unos meses tras las inevitables medidas de ajusta económico y social, para ver si el derrotado de hoy puede encarar con más optimismo su propio mañana. La otra alternativa para Feijóo es que desde el interior del PP comiencen a plantearse la necesidad de una renovación en su presidencia. A corto plazo no es muy posible pero si la Legislatura se alarga y dependiendo del resultado que se de en junio de 2024, en las elecciones gallegas, vascas y europeas, la situación podría cambiar y mucho para el político gallego quien se comprometió públicamente a dejarla dirección de su partido en caso de no alcanzar La Moncloa.