Derrumbe estrepitoso de un gigante
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Derrumbe estrepitoso de un gigante

Por Pedro González / Atalayar

martes 30 de enero de 2024, 21:55h

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El salvavidas nunca llegó y finalmente la compañía inmobiliaria más grande del mundo, la china Evergrande, vio cómo un tribunal de Hong Kong decretaba su liquidación. El gigante se ha derrumbado con estrépito después de que en 2020 se descubrieran sus dificultades para devolver la colosal deuda acumulada, y de que en 2021 Estados Unidos la considerara en quiebra, una decisión que el Gobierno de Xi Jinping contempló entonces con una mezcla de estupor y resignación.

La empresa se había convertido en un emblema del espectacular desarrollo impulsado por el régimen, en la medida en que había sido el principal impulsor en la transformación urbana del país. Pekín, sin embargo, no efectuaría demasiada presión para protegerlo, una actitud que respondería al deseo de la dirigencia de que la posible caída de Evergrande fuera un ejemplo y un aviso a los promotores proclives al endeudamiento sin límite.

La decisión del tribunal hongkonés se produjo tras constatar “la ausencia evidente de progresos por parte de la empresa en presentar un plan de reestructuración viable”. Una decisión que juzgaba “extremadamente lamentable” el director general de la compañía, Shawn Siu, en declaración al 21st Century Business Herald, aunque sin proporcionar dato alguno fiable respecto de presuntos avances en la concesión de nuevos préstamos para devolver los créditos esfumados.

A este respecto, el abogado Fergus Saurin, representante del grupo de acreedores que había pedido la liquidación de Evergrande, desmintió que la empresa estuviera en negociaciones con ellos para una reestructuración de la deuda. Según AFP, Saurin señaló que Evergrande “solo había entablado un amago de diálogo de último minuto, pero que no dio fruto alguno”, antes de añadir que “la empresa no puede culpar a nadie sino a ella misma de haber sido puesta en liquidación”.

El montante de la deuda se eleva a la astronómica cifra de 2,388 billones de yuanes, equivalentes a 308.000 millones de euros, un pasivo que los liquidadores apenas llegarán a paliar en un ínfimo 4% en el mejor de los casos. Es, pues, un agujero considerable para los bancos que han otorgado dichos créditos, en su inmensa mayoría chinos, ya que de tan formidable deuda solo 22.000 millones de euros habrían sido concedidos por instituciones extranjeras.

La juez Linda Chan ha designado a la firma de abogados Alvarez & Marsal como liquidadora. Es la misma que estuvo encargada de la liquidación de Lehman Brothers, la gigantesca estafa piramidal que desencadenó la gran crisis financiera global de 2008, de la que aún no han acabado de reponerse por completo muchos países y regiones del mundo, incluida la Unión Europea.

Concluye así una etapa de crecimiento desmesurado del sector de la construcción en China, donde las decenas de millones de nuevos apartamentos eran contratados sobre plano, lo que facilitaba a los promotores la obtención sin demasiadas dificultades de líneas de crédito. Además, el ejemplo de Evergrande fue seguido por otras constructoras, lo que terminó por encender todas las armas ante el volumen global de la deuda inmobiliaria.

La fiebre afectó seriamente a otros países que, ante la fuerte demanda china, vieron cómo se multiplicaba el precio se todos los materiales, del cemento al hierro, pasando por el vaciamiento de miles de millones de metros cúbicos de arena de los litorales de países en desarrollo, causando fuertes distorsiones en los mercados y en la naturaleza.

El presidente Xi Jinping ordenó frenar el enloquecido ritmo de la construcción al considerar su brutal endeudamiento como el principal factor de riesgo para la economía y el sistema financiero del país. A pesar de ello, tal riesgo no ha desaparecido y sigue amenazante. La causa es el descenso de los precios de venta de los pisos construidos, lo que convierte en más difícil para los promotores honrar en tiempo y forma los créditos asumidos.

Según datos oficiales, los bancos chinos concedieron en 2023 un equivalente a 1,29 billones de euros en créditos inmobiliarios. Evergrande ya no está entre los beneficiarios, pero ha hecho sonar la alarma de que otras firmas podrían tener en sus cuentas agujeros también de inquietante envergadura.

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