Dos meses de intensas negociaciones en las que los enviados socialistas, Santos Cerdán y Félix Bolaños han cedido en todo lo que reclamaba el ex presidente huido de la Generalitat, han provocado el primer disgusto al gobierno, pero también a todos sus aliados, desde Sumar y podemos hasta ERC y Bildu, que no pueden entender qué es lo que quiere el astro de Waterloo.
Ya en su día, Puigdemont llevó a Oriol Junqueras y a ERC al borde del abismo, provocando primero el referéndum, proclamando una república de papel y luego huyendo en el último momento. Todos los esfuerzos de los dirigentes de Esquerra para llegar a acuerdos con Pedro Sánchez han sido menospreciados por el líder de Junts que hace tiempo que no obedece ni a los grandes empresarios catalanes que lo lanzaron ni a los dirigentes históricos de la antigua Convergencia i Unió.
Hace tiempo que sabe que podría haber vuelto a España y que, como mucho, hubiera tenido que pasar unas semanas en la cárcel, pero para él, como para el escorpión de la fábula, su naturaleza le impide llegar a ningún acuerdo yb no dudará en matar políticamente a todos los que tratan de ayudarlo con una Amnistía en la que Pedro Sánchez ha apostado todo lo que tiene, a expensas de haber tenido que romper con el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra.
Pedro Sánchez y Pere Aragonés habían creído, como la tortuga de la fábula, que ayudando a Puigdemont a cruzar el río estaban haciendo una buena obra y que el de Waterloo no iba a picarles en medio de la travesía poniendo en peligro al gobierno del PSOE y Sumar que es la única garantía de impedir que el PP llegue a La Moncloa.
Y lo peor que podría ocurrirle ahora a Sánchez es que dentro de un mes, Puigdemont ordenara a sus diputados votar a favor de una Amnistía renovada, incluyendo o no los delitos de traición a la patria o los de terrorismo, porque eso solo indicaría que a partir de ese momento todo se va a decidir en Waterloo y no en las Cortes madrileñas, algo que es va a ser muy difícil de dirigir por parte del líder del PP, aunque también es verdad que éste ha demostrado que puede hacer cualquier cosa sin miedo ni a sus votantes ni a su partido.
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