Sigue siendo la versión aseada de Torrente, su discurso permanece intacto, a su edad no es previsible que varíe sus gustos, vicios o manías, y lo único que se puede esperar de él es que vaya diluyéndose en la insustancialidad del grupo mixto donde su muy mejor amiga va a ser Irene Montero que tampoco es René Descartes.
Abalos tiene buena verborrea pero escasos argumentos en su lucha por rehabilitar su imagen y no ha sopesado que frente a su actual peor enemigo que es Pedro Sánchez, está desarmado porque el hombre de los pantalones de pitillo actúa como el Rey Sol .
Al ex número tres del partido no le ha apoyado ni el bien mandao Paxti López, y el futuro que le espera es irse diluyendo hacia la inconsistencia porque sabe que no puede dar la batalla contra un verdugo que le ha llevado al límite del precipicio para que salte al vacío.
Tengo en mi memoria otros nombres de políticos que han sabido esperar su momento para vengarse de sus enemigos compañeros de partido, pero cuando se es “un precipitau” se cometen errores, como hablar bien de Koldo en la entrevista que le ha hecho hoy en Onda Cero, Carlos Alsina, y mal de Pedro que es un sicario acostumbrado a liquidar a sus propios compañeros.
José Luis Abalos carece de estrategia, el suelo se ha hundido bajo sus pies y lo que cuente en los medios a partir de ahora ya no tendrá interés porque no puede decir toda la verdad que conoce. Creo que a estas horas se está arrepintiendo de no haber llegado al acuerdo mafioso que le habrán ofrecido y que a él le ha parecido insuficiente, pero cuando se milita en una organización en la que las reglas que existían han sido dinamitadas por el encargado de la pólvora, suceden estas cosas.