Las elecciones catalanas le han dado un respiro a Vox, que veía como el avance del PP le iba a quitar su cuarto puesto en el ranking pólítico de la Generalitat y, lo que podía ser peor, restarle una parte importante del electorado que le había proporcionado once escaños en el Parlament hace tres años. No ha ocurrido así y pese al espectacular avance de los populares de
Feijóo, su represente,
Ignacio Garriga consiguió mantener el mismo número de escaños, reforzando así la oferta de los partidos que defienden el mantenimiento de Cataluña dentro de España y que han conseguido que, por primera vez en cuarenta años, tanto en votos como en representación parlamentaria el llamado “españolismo” se imponga.
El partido de Abascal ha resistido mucho mejor que las otras formaciones de izquierdas que rompieron el tradicional bipartidismo existente en nuestro país. Mientras los herederos del 15 M se rompían en pedazos, la formación desgajada del PP se mantiene, con menos votos, pero con más poder territorial gracias a su presencia en la mayoría de los gobiernos autonómicos y municipales que preside el Partido Popular.
Si Abascal estuvo en la ceremonia en la que Javier Milei se convertía en presidente de Argentina, el mandatario más famoso de la América hispana le devuelve el apoyo, mucho más importante ante la inminente celebración de las elecciones europeas que van a definir la política continental para los próximos cinco años, con cambios importantes y con la guerra de Ucrania como eje de actuación de todos los mandatarios. Esa cita del 8/9 de junio es la que explica que dos de las estrellas que estaban previstas, la italiana Giorgia Meloni y el húngaro Vicktor Orban vayan a mandar a “Viva 24” dos videos de solidaridad.
Éxito de Santiago Abascal frente a la aparente inacción de su gran rival ideológico, el PP de Núñez Feijóo, que le servirá para mantener la representación que ya tiene Vox con Jorge Buxadé. Las dos formaciones de la derecha española comparten poder efectivo pero distancia en las citas con las urnas. Milei, al igual que Le Pen, Meloni y Orban ya sirven de reafirmación d elos postulados de Vox. En tres semanas comprobaremos hasta qué punto las tesis de cambios radicales tienen eco de Europa.