El presidente francés no ha esperado a los resultados oficiales. Al primer sondeo de las urnas se ha rendido y ha anunciado que disuelve el parlamento y convoca elecciones para el próximo 30 de junio, en primera vuelta, y para el 7 de julio, en segunda si fuese necesaria. La debacle de su formación ha sido rotunda. La sociedad francesa le ha dado la espalda, harta de sus continuos cambios en política exterior y su repetida defensa de entregar más armas a Ucrania hasta que Zelensky venza a los rusos.
El partido de Marine Le Pen se convierte en el claro ganador, doblando en votos a la formación del inquilino del Eliseo. Francia es más de derechas y el antiguo liberal y hasta ministro en el último gobierno socialdemócrata reconoce la derrota y le da la voz a sus ciudadanos para que, en clave nacional, elijan en unos días a un nuevo Gobierno. El mayor de los aliados, junto a Gran Bretaña, de la política del presidente norteamericano respecto a la posición de Europa y de la OTAN en Ucrania, parece condenado a perder de nuevo. Una lección para el resto de mandatarios europeos.
La rapidez en la toma de decisión es muy parecida a la que protagonizó Pedro Sánchez tras el desastre del PSOE en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023. Consciente del desgaste, el jefe de gobierno español decidió no esperar y convocó elecciones generales para el mes de julio. Es más que posible que esa reaccípon le evitara a los socialistas males mayores y que pudiera, junto a los mismos socios de investidura, mantenerse en el poder. ¿Se presentará Emanule Macros a sus elecciones o dejará que otra persona ocupe su puesto?, y en caso de que quiera someterse a una votación directa sobre su persona, ¿podrá cambiar lo que han dicho las urnas este nueve de junio?.