Si siempre es relevante, ahora es lo que explica, y explicará, buena parte de lo que ocurra en los mercados financieros, en general, y el de divisas en particular, durante meses. Desde que la inflación ha dejado de ser momentáneamente, el indicador protagonista, toda la atención se vuelca en adivinar el ritmo de moderación del crecimiento de la economía norteamericana y se hace sobre todo a través del indicador más relevante, el empleo.
Se trata de encontrar respuesta a esta pregunta: ¿Sufrirá Estados Unidos una recesión en los próximos doce meses? Es la que todos se hacen después del mal dato de empleo correspondiente a Julio que se publicó el 2 de Agosto, dato que fue el detonante de la crisis de los mercados de la primera semana de agosto que analizábamos la semana pasada.
A cual quiera que siga los mercados no le llegaba la camisa al cuello a las dos y media de la tarde de ese viernes. A esa hora se publicaba, como cada primer viernes de mes, el informe de empleo en Estados Unidos.
Hacia muchos meses que un informe de empleo no concitaba tanta atención. De su resultado dependía el tamaño de las apuestas sobre el recorte de tipos que iniciará el ciclo de recorte de tipos el próximo día 18 de septiembre. También el dólar, que sufrió con fuerza a principios de agosto con el informe anterior, repetiría episodio.
El informe provocó agitación, pero para beneficio de la mayoría no se alejó en mucho de lo que estaba descontado. La creación de empleo fue algo más modesta, la tasa de desempleo se redujo una décima y la remuneración de los trabajadores fue una décima más alta de lo esperado. Un dato de los que se acostumbra a llamar mixto.
Consistente con un dólar que se deprecia inicialmente por la inercia de días pasados, pero que después recupera y que puede perfectamente dar paso a una corrección alcista esta semana.
El temor de los mercados es que la economía se ralentice hasta la recesión de forma acelerada. Es difícil,. No obstante si consideramos que hace un año la tasa de desempleo era del 3,8% y que el número de parados era de 6,3 millones, frente al 4,2% de desempleo en este momento y los 7,1 millones de desempleados actuales, puede darse por cierto que la economía ha entrado en una fase de debilidad, algo que también apuntan los indicadores adelantados, mientras la lenta caída de la demanda está empezando ya a destruir puestos de trabajo existentes en lugar de limitarse a reducir las vacantes como venía siendo hasta ahora.
En una economía con la flexibilidad de la norteamericana la Reserva Federal necesita reaccionar y ves seguro que lo hará en septiembre y continúe a velocidad de 25 puntos básicos de recorte por reunión a partir de ahora. ¿Hasta donde bajarán los tipos?, esta es la segunda gran pregunta. Por anticipar una respuesta, probablemente menos de los que los mercados ahora descuentan. Aunque solo sea por proponer un número, apuntemos 3,5% en lugar del 3% descontado.
Pero una economía no oscila como los mercados. No se va de la banda de un barco a la otra en tropel como hacen los mercados que provocan con sus dudas perturbaciones y destrucción de riqueza financiera, que eso sí puede llevar aceleradamente a la recesión.
Afortunadamente, este informe de empleo no dio razones para una nueva estampida como la que se provocó en agosto. Ahora, en territorio menos tormentoso aunque agitado se atenderá al primer debate presidencial en Estados Unidos el martes, a la reunión del Banco Central europeo el jueves, con el segundo recorte de tipos, y así llegaremos hasta el 4 de octubre con una nueva publicación del informe de empleo.