La evolución de los mercados en las ultimas semanas no puede explicarse si no es por las crecientes expectativas de una victoria republicana. Queda saber hasta cuando puede prolongarse si se confirma.
Si observamos la evolución reciente de los mercados financieros, vemos que la renta variable, los tipos de interés a largo plazo y la cotización del dólar, suben. Esta evolución es consistente con la mejora relativa de los datos económicos de EE.UU., pero una buena parte de las subidas no puede explicarse si no es por las crecientes expectativas de una “barrida” republicana en las elecciones del próximo 5 de noviembre. Es un reflejo más de como los mercados van incorporando nueva información a paso acelerado y donde apenas queda margen para considerar la consistencia de las consecuencias unas pocas curvas más adelante.
¿HASTA CUÁNDO?
¿Hasta cuándo puede prolongarse esta evolución en el caso de un control total de los republicanos? Dar por bueno que sus políticas van a servir para estimular el crecimiento a través del recorte de impuestos, es un razonamiento excesivamente simplista que rara vez ha funcionado. Además, el momento importa y en este, la economía norteamericana está cerca de su crecimiento potencial. Algo así tendría que ser suficiente para generar equilibrio fiscal, y sin embargo el déficit supera el 6%. Al menos es consistente el fuerte incremento de los tipos de interés de largo plazo que se está registrando. No puede decirse lo mismo de las acciones. A tipos de descuento más altos, el precio de las acciones, que se basa en expectativas de beneficios futuros, lo sufre en su valoración.
Si se producen los recortes impositivos que se proponen, el déficit público se incrementará, arriesgando un accidente en el mercado de bonos, y tensionando la economía por encima de su crecimiento potencial. Esto obligará muy pronto a los mercados a reconsiderar la expectativa actual de recortes de tipos. Es la consecuencia razonable de más déficit fiscal, más aranceles y menos inmigración. El escenario resultante más adelante será el de un crecimiento económico más bajo, déficits públicos excesivos y presiones al alza en los tipos de interés. A corto plazo puede servir de soporte al dólar, pero poco tiempo más allá, el impacto será el contrario, porque entonces la Reserva Federal tendrá que responder bajando los tipos para evitar una recesión que agravaría todavía más el problema.
FORMA INTERMEDIA
Una forma intermedia para la Reserva Federal sería recuperar el “forward guidance”, señalando que bajará los tipos de interés a corto plazo de forma más moderada y por tanto que los mercados corrijan sus expectativas hacia menos, o más lentos, recortes. Dejarlos sin cambios en la reunión de noviembre, donde se descuenta un recorte de 25 pb, sería una opción, pero tendría que preparar al mercado en los próximos días. Algo así, eliminaría de raíz las expectativas que han ido emergiendo estos días de un recorte de 50 pb por el BCE en diciembre. El dólar tendría en este caso un recorrido alcista más modesto dando tiempo a que sean más visibles los primeros indicios de mejora del crecimiento europeo. El hecho de que en las últimas dos sesiones haya encontrado cierto soporte en la zona de los 1.08 responde a la resistencia que muestran las economías periféricas del euro y a la marginal mejora que los indicadores adelantados muestran de la industria alemana.
En todo caso, si las apuestas, que pagaban el viernes con un 179% la victoria de la demócrata frente a un 53% de la del republicano están en lo cierto, ni siquiera para los bancos centrales será fácil evitar que una barrida republicana tenga como consecuencia una fuerte reacción alcista del dólar.