Por entonces parecía que eran poco numerosos porque no tenían una plataforma desde la que expresarse. Eran conocidos en sus barrios o pueblos, pero con la llegada de Internet, al abrirse las puertas para la reflexión y el debate en la red, acudieron listos, tontos y mediopensionistas del pensamiento.
La igualdad de oportunidades fue universal y cualquier tonto a las tres que quisiera repetir la consigna de un partido político o la última parida mental que se le hubiera ocurrido tenía el cielo abierto y su minuto de ridículo o de gloria.
Internet ofrece la igualdad de oportunidades a cualquier que visite la red, pero los que militan en el pensamiento único pretenden exigirnos que nos expresemos en términos de corrección política, que para ellos significa coartar la libertad de quienes deciden hablar o escribir como les salga del alma.
Si una mujer o un hombre llama gilipollas a un gilipollas, la corrección política de los tontos a las tres exige reprimir esa libertad de expresión porque el gilipollas aludido milita en la misma ideología que el censor.
¡Con lo bonito y expresivo que es el castellano nos quieren prohibir que hablemos en el idioma de Cervantes, Lorca, Borges, García Márquez, Pardo Bazán o Campoamor y lo que subyace en esta cruzada estúpida es el miedo a la libertad de expresión de quienes piensan distinto a los censores!
Como no podría ser de otra forma “el equipo de opinión sincronizada y dignidad perdida” prohíbe a los invitados a sus programas que se expresen con frases mal sonantes cuando critican al gobierno.Nunca imaginé que en Televisión española o en los reinos mediáticos de la izquierda periodística se la cogieran con papel de fumar hasta este extremo.
Tienen miedo a la libertad de los que no piensan como ellos.