Mantener a Carlos Mazón al frente del gobierno de la Generalitat es uno de los errores más perceptibles e inexplicables del presidente del Partido Popular, un peso muerto que lastra sus alas y que aprovecha el socialismo de Pedro Sánchez para atacarle. Lo vemos todos los días y se ha visto en el Congreso Federal del PSOE. Mientras Mazón siga de presidente las legítimas aspiraciones de Feijóo a gobernar se verán frustradas una y tra vez.
Al margen de los ataques que se hagan desde el PSOE a Isabel Díaz Ayuso, al margen de las diligencias abiertas contra la mujer de Sánchez y su hermano, al margen de las investigaciones que se sigan realizando sobre Koldo García, sobre José Luís Abalos, sobre Javier Hidalgo y sobre Victor Aldama, al margen de las disidencias internas del PSOE que protagonizan Emiliano García Page y Juan Lobato. Al Partido Popular le sobre Mazón, el resto de responsabilidades que se puedan y deban exigir en el ámbito del Gobierno Central y en la Confederación Hidrográfica del Júcar no avanzarán mientras que, el que aparece como máximo responsable de la tragedia de los 230 muertos y las decenas de miles de afectados, esté en el mismo puesto.
La china lleva camino de convertirse en piedra de tamaño considerable. Es difícil que el actual presidente de la Generalitat termine la Legislatura. Apoyarle desde la dirección nacional del PP con la excusa de no “entregar cabezas” al adversario es un reflejo de la vieja política que ya no sirve. Le pasa lo mismo a Pedro Sánchez en el PSOE, pero esa batalla es la auténtica batalla en la que debería implicarse Feijóo. Su enemigo personal y político ya le ha dicho que, de seguir las cosas como están, se volverán a enfrentarse en las urnas dentro de tres años. Un tiempo muy largo para el país, ara la clase política y para el líder gallego.