Ya hemos comprobado que todo sigue igual: la guerra en Ucrania, las interminables batallas en Gaza, los ataques terroristas contra ciudadanos indefensos, las subidas de los precios en España y el falso equilibrio con el IPC y las subidas en las pensiones, la presencia de Carles Puigdemont en la política patria, los avances en las investigaciones judiciales sobre las acusaciones de corrupción en los ámbitos socialistas o la negativa de Carlos Mazón a dimitir.
!Qué cansancio ante la evidente falta de unón con los ciudadanos por parte de aquellos que fueron elegidos para servirles!. Todos los síntomas de desgaste de la democracia que llenaron el 2024 se mantienen en el inicio del 2025, sin ningún atisbo de cambio. El diálogo salió por la puerta de las instituciones y lo que ha entrado es el ejecutor de las venganzas personales, partidistas y estructurales de una España que ha recuperado la imagen de la Monarquía como contrapunto a la política de los partidos. Una mala noticia, ya que cambia el sentido que tiene en la Constitución las funciones de cada uno de los recortes de la convivencia.
El Rey no debería representar el modelo de comportamiento de los dirigentes políticos, económicos y sociales, pero lo está haciendo de nuevo tras la tragedia de Valencia. Un dato que no altera la posición de los dirigentes políticos. En el Gobierno seguirán defendiendo las posturas públicas que le permiten a Pedro Sánchez, al PSOE y al resto de fuerzas que le sostienen parlamentariamente seguir haciendo lo mismo, con las mentiras como una de sus principales caracteísticas.
En el principal partido de la oposición el balanceo político, acompañado de las mismas acusaciones contra el presidente y su entorno más inmediato, no terminan de encontrar el camino que les conduzca a La Moncloa. Feijóo repite con Puigdemont la misma farsa que lleva haciendo Sánchez desde hace seis años. El prófugo anti español al que habría que detener para llevarlo ante la Justicia, se ha convertido en el dirigente con el que hay que negociar en busca del apoyo de sus siete escaños en el Congreso. El poder se coloca por encima, de nuevo, por encima de las convicciones políticas. Ha sido una de las características del 2024 y seguirá siendo uno de los principios del 2025.
Los cambos obligados llegarán, otra vez, desde el exterior. Será la llegada real de Trump al Despacho Oval de la Casa Blanca, el mantenimiento de Putin en el Kremlin tras 25 años de sentarse en el sillón de la segunda potencia atómica del planeta, las elecciones en Alemania, el mantenimiento o derrumbe del gobierno francés, la inanidad de la ONU, podemos hacer un repaso de todos los titulares que llenaron las cadenas de los medios de comunicación y de las principales noticias en el mundo digital para comprobar que van a ser muy parecidos durante los próximos 365 dias, salvo que el ganador de las elecciones norteamericanas comience a cumplir todo lo que dijo durante su campaña electoral. Si lo hace, los equilibrios mundiales cambiarán, Europa no tendrá más remedio que cambiar y en España hasta sería posible que cambiarán los comportamientos políticos.